Seguramente a muchas personas les costará trabajo comprender mi ambigüedad al pertenecer a una Iglesia que no sólo de niño me negó el derecho de “pertenencia”, sino que a través de mi vida adulta esa amenaza de “no pertenencia” sigue latente y la he experimentado muchas veces en mi ministerio. Para iluminar esta idea puedo mencionar, que en algunas diócesis (tanto de México como de USA) soy persona non grata, tengo prohibido enseñar o dar algunas conferencias. En algunas ocasiones me han “des-invitado” a dictar conferencias, no me han publicado mis escritos, en la universidad Pontificia de Chile despidieron al decano por haberme invitado a impartir una conferencia sobre “la homosexualidad y la Biblia”. Pero aun con todos estos retos, aquí sigo en la lucha. Porque es dentro de la iglesia Católica Romana, donde nació mi fe y creo firmemente que esta es la misión que mi hermano Jesús (el Galileo) me ha encomendado.
Muchas personas me preguntan: ¿Qué haces dentro de una iglesia jerárquica y homofóbica? ¿Qué te tiene dentro de Ella? Para ser honesto, muchas veces me pregunto lo mismo. ¿Pero habrá una iglesia, o religión, que no tenga dentro sus propios “demonios”? ¿Dónde está dicha iglesia? Mi permanencia y convicción para permanecer dentro de esta iglesia, es que sigo encontrando espacios para formar comunidades alternativas. Soy parte de una comunidad religiosa -que vive con sus luces y sombras- los valores evangélicos. He creado varias escuelas bíblicas con el apoyo económico de mi comunidad religiosa para “empoderar” a todas las personas por medio de la Biblia. ¿No serán estas pequeñas experiencias parte del Reino?
Una cosa que debemos aclarar es que dentro de la iglesia existen varias maneras de ser iglesia. Existe por supuesto la iglesia Romana, con su curia, magisterio, catecismo, tradición y liturgias pomposas. Pero también existe la iglesia encarnada en la justicia, que promueve los valores del evangelio y que se hace pobre con los pobres, y defiende con pasión los derechos de las no-personas. Existe la iglesia que promueve nuestro Papa Francisco, una “iglesia en salida”, que vaya a los márgenes, para anunciar a todxs la alegría del evangelio. Lamentablemente la iglesia del margen, donde se forman comunidades alternativas es poco conocida. Creo que mi misión y mi llamado, es crear este tipo de iglesias donde todas las personas sean acogidas, valoradas y amadas por el Dios de Jesús.
Es Doctor en Biblia y Cultura por el Garret Evangelical Theological Seminary de Chicago, y profesor asociado de Interpretación del Nuevo Testamento. Sin embargo reconoce que fue su madre la que le enseñó la Biblia en la “praxis”. ¿Cómo le ha influido la “praxis” de su madre a la hora de estudiar la Biblia, y cómo lo hace cuando la enseña?
Yo creo que los títulos que uno pueda tener nos deben hacer más humildes y (en cuestión de la Biblia) mejores seres humanos. Es cierto que he tenido la oportunidad de ser educado en la academia con personas eruditas, pero el valor de vivir en verdad, en justicia y amor a la Biblia se lo debo a mi madre. De ella y de mi Padre escuche por vez primera los evangelios. Recuerdo que cada lunes se reunían con un grupo de personas en nuestro templo aun sin terminar y en las sombras (no había luz eléctrica), pero de esas reuniones salía la luz que nos daba vida. Yo acompañaba a mi padre y a mi madre a esas reuniones porque me daba miedo quedarme solo en casa. Tendría unos 8 años cuando tuve mi primer contacto con los evangelios. Siendo la parábola del “tesoro escondido y la perla de gran valor” (Mt 13,44-50) la que oiría por vez primera. Yo quedé fascinado con la idea del “tesoro escondido”, y en mi inocencia le pregunté a mi madre que yo quería encontrar ese “tesoro escondido”. Ella sabiamente me dijo: “Vive como dice la Biblia y descubrirás el único tesoro que necesitas en la vida”.
En aquel entonces, viviendo en la más abyecta miseria, sin posibilidades de continuar siquiera mi educación primaria, no comprendí las palabras de mi madre. Peor aún, el sacerdote una y otra vez nos repetía que “ser pobre era una bendición grande de Dios”. Claro estaba que el ministro de Dios no predicaba con el ejemplo, porque él era el único que tenía camioneta, una casa digna, una comida asegurada y una cocinera que le atendía en todas sus necesidades. Por otro lado, el grupo que se reunía los lunes a estudiar la Palabra de Dios, sin hablar tanto de Dios, me enseñaron más que todos los sermones del señor cura.
La Biblia si no es puesta en práctica o si no se vive lo que se predica no tiene sentido. Y en vez de ser Palabra de Dios se vuelve en una idolatría. La praxis para mí, es lo que sostiene toda mi interpretación bíblica. Si hablo de pobreza, o de marginación, es porque he vivido dichas realidades en mi propia persona. No uso el discurso de los pobres para seguir explotándolos o para victimizarlos. La praxis bíblica libera, e ilumina para que se denuncie cualquier estructura de muerte. En mi misión como profesor de biblia, intento no sólo darles conocimientos, sino que mi pasión es que aprendan a poner en práctica lo que la Biblia dice. Basta de bibliolatrías que en el “nombre de la Biblia” condenan y deshumanizan a la otra persona.
Algunxs exégetas tratan de hacer creer que las conclusiones a las que llegan son verdades atemporales incondicionadas, sin embargo usted ha comentado en más de una ocasión que la orientación sexual, la raza, el lenguaje, la masculinidad, la marginalidad, el credo religioso, etc... le influyen a la hora de interpretar el texto bíblico. ¿Por qué cree que estxs exégetas tratan de negar sus condicionantes, y qué aporta el hecho de reconocerlos?
No existe una verdad absoluta en el estudio de la Biblia. Por la sencilla razón que estrictamente hablando, ¡la Biblia no dice nada! Usted puede hacer la prueba: pongan un micrófono frente a la Biblia, siéntense y esperen pacientemente una eternidad y la Biblia no dirá nada. La Biblia “dice algo” cuando unx como lector/a la abre y comienza a leerla. Este encuentro entre unx como lector/a y la Biblia produce significado. Pensar que mis conclusiones son atemporales e incondicionadas es simplemente erróneo. La persona que estudia la biblia lleva sus propias preocupaciones, preguntas y experiencias de la vida. Recuerden lo que se dice muy a menudo en América Latina: “cada uno habla de la feria como le va en ella”. Este principio debemos de tenerlo en cuenta al leer y al estudiar la Biblia.
Todas las personas que estudiamos la Biblia estamos condicionadxs por muchos contextos culturales y sociales. Y estos contextos influyen a la hora de hacer la investigación bíblica. Yo como estudioso de la biblia tengo que reconocer cuales son mis “prejuicios” que tengo a la hora de interpretar el texto bíblico y de esta manera mi investigación puede ser más “objetiva”. Quizás ciertos grupos de personas piensen que solo ellas poseen “la verdad absoluta” o que el método que emplean sea el “único correcto”.
En su trabajo como estudioso de la Biblia ha desarrollado una hermenéutica que denomina “del otro lado”. ¿En qué consiste?
En México las personas incapaces de demostrar su masculinidad o no “encajar” en la “heteronormatividad” que promueve la sociedad son situadas en “el otro lado”. Pero también “el otro lado” lo utilizan para las personas que cruzan la frontera para Estados Unidos, continuamente se escucha: “se van para el otro lado”. Dado que siempre he sido situado en el otro lado, y ahora vivo en el otro lado, he bautizado a mi hermenéutica del otro lado. Mi hermenéutica del otro lado pretende dar voces a todos los grupos minoritarios que han sido marginados, silenciados y condenados a vivir en la ambigüedad del otro lado.
Mi hermenéutica del otro lado es transgresora por naturaleza, porque da voz a los mismos personajes que han sido silenciados en la misma biblia. Mi hermenéutica se sienta del lado de los oprimidos, de la no-persona. Por ejemplo, si estudiamos el libro del Éxodo y de la tierra prometida, mi hermenéutica del otro lado se solidariza con los pueblos cananeos, con aquellos pueblos que ya se habían previamente establecido en la tierra. Ningún pueblo tiene el derecho de quitar tierras a otros pueblos. En mi hermenéutica del otro lado, Dios no es agente de inmobiliaria, que quita tierras a unxs y regala a otrxs. En mi hermenéutica del otro lado, no hay pueblo escogido ni pueblo olvidado, todos los pueblos tienen derecho a coexistir. Mi hermenéutica del otro lado cuestiona todo y ve siempre los textos con sospecha. Mi hermenéutica reconoce que detrás de los textos que tenemos ahora como inspirados, hubo una lucha de poder, donde muchas voces fueron silenciadas, excluidas y asesinadas en el nombre de la “sana doctrina”.
Mi hermenéutica del otro lado es inclusiva por naturaleza, hace alianzas con otras hermenéuticas liberadoras. Por eso es, que mi lucha no es solamente con la comunidad LGTBIQ. Mi lucha y mi compromiso es con los migrantes, los defensores de los derechos humanos, las mujeres, los niños, la Pachamama, los desplazados, los sin tierra, los negros, los campesinos, y con los derechos de los animales. Justamente ahora estoy escribiendo la secuela de mi libro Cuerpos Abyectos donde analizo la figura del gallo que le cantó a Pedro, para demostrar la relación íntima que Jesús tiene con los animales.
Utilizó esa hermenéutica en el libro Cristianos de la segunda generación[1] para hacer un comentario a las cartas pastorales. Muchas iglesias cristianas actuales están fuertemente institucionalizadas, se rigen por principios de autoridad, y la masculinidad está asociada al poder y la salvación. ¿Qué propone en su comentario para ayudarnos a transformar nuestra realidad eclesial?
En mi libro de Cristianos de lasegunda generación y en mi libro de Masculinidades en Crisis en las Epístolas Pastorales (próximamente a salir), abordo el proceso o desarrollo de una ala del cristianismo primitivo (recordemos que en el siglo primero hubo muchas maneras de “ser cristiano”) en relación con la cultura dominante. Las comunidades que tiene en mente las Epístolas Pastorales (1, 2 de Timoteo, y Tito) se encontraron con un tremendo desafío. El autor de dichas cartas (que no es Pablo) sabe que Jesús ya no va a volver inmediatamente. Y si Jesús no va a volver, pues hay que organizar la casa y desarrollar algunos ministerios que respondan a los momentos que dichas comunidades estaban viviendo.
Ni Jesús ni Pablo estaban obsesionados
por organizar cada detalle de la vida de la comunidad. A ambos pronto los
mataron, así que la segunda generación de cristianos va a tener que continuar
la misión y organizar la casa de una manera diferente. En esta organización, el
autor de las Epístolas Pastorales (EP) en vez de seguir con la casa alternativa
de Jesús y de Pablo, se inclinó por asimilar el cristianismo a los valores del
imperio. Jesús y Pablo tenían una idea más igualitaria de la casa, más de
relación personal, había cabida para mujeres, enfermos, hambrientos, esclavos,
impuros y afeminados. En cambio, la casa que emerge de las EP es una réplica de
la casa del imperio, con un Pater
Familias en la cúspide de la pirámide que controla y domina toda la casa.
Comienzan a vislumbrarse ciertos ministerios: Epískopoi/Presbyteroi/ diákonos, con
deberes y ministerios específicos. Poco a poco se fueron silenciando otras
voces y callando las experiencias de otros grupos.
La
institucionalización y jerarquización no vienen de Jesús, este fue un proceso
que se dio paulatinamente, a finales del siglo primero comienzos del segundo.
En cuestión de ekklêsía Jesús había
dicho: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mat 18, 20). No hay obispos, ni
sacerdotes, ni diáconos, solo hermanxs sirviéndose mutuamente. La comunidad se
congrega en torno a Jesús, que advierte: “quien quiera ser primero que sea
último y se haga esclavo de todxs”. Pero en la EP esta presencia de comunidad
va a ser de alguna manera definida en la figura del Epískopoi/Presbyteroi/ diákonos. Siguiendo esta organización de ekklêsía en el siglo segundo, Ignacio
de Antioquía afirma que: “Ahí donde está el obispo, ahí está la iglesia", el
obispo será la figura de Dios aquí en la tierra. En el siglo III san Ambrosio, obispo de
Milán, dirá su célebre frase: “Ubi Petrus ibi ecclesia; ubi ecclesia ibi
nulla mors sed vita aeterna”, es decir, “Donde está Pedro, está la iglesia;
donde está la iglesia, allí no hay muerte alguna sino vida eterna”. De esta
manera el obispo de Roma ganaba injerencia y prominencia entre los otros
obispos del mundo.
En mi comentario propongo volver a la comunidad alternativa
de Jesús. La iglesia Católica Romana no es seguidora de Pedro, sino de Jesús.
Nuestra salvación es Cristo céntrica. ¡Pedro no salva! Es tiempo de seguir las
exhortaciones de nuestro Papa Francisco que nos invita a volver a los orígenes,
al ardor de las primeras comunidades cristianas.
En su libro Cuerpos abyectos[2]
utiliza aspectos de la obra de Judith Butler como género, abyección,
precariedad y vulnerabilidad del cuerpo para estudiar varios personajes del
evangelio de Marcos. Uno de ellos es la mujer anónima que ungió a Jesús, ¿qué
nos puede enseñar hoy esta mujer a los cristianos LGTBIQ?
Mi encuentro con la filósofa norteamericana Judith Butler me ha dado muchas herramientas para entender no sólo la Biblia, sino también la vida misma. Antes de mi encuentro de Butler, yo siempre había creído que por el simple hecho de ser humanos teníamos derecho a existir. Butler cuestiona dicha afirmación, y nos manifiesta como el proceso de “humanización” o el ser reconocidos como “humanos” (cuerpos) está siempre en peligro. Los cuerpos que se desvían de la norma, de la moral, del género, de la masculinidad o de las prácticas sexuales “aceptadas”, terminan en la no existencia.
La ontología de Butler me hizo reconsiderar no sólo el cuerpo de Jesús (un cuerpo violentado, expuesto, vulnerable) sino también otros cuerpos que aparecen durante la pasión. Uno de esos cuerpos es la mujer anónima que unge el cuerpo de Jesús durante la cena en Betania. En mi estudio de Marcos, yo argumento que esta mujer anónima es muy independiente, va y viene sin ser invitada a la cena. No necesita la autoridad del varón (no sabemos si estaba casada o no) se comporta como una mujer libre e inteligente. Es la única que reconoce a Jesús como profeta (la unción del perfume de nardo puro estaba asociado con la unción de un profeta). Ella ve y trata el cuerpo de Jesús como nadie lo había visto ni tratado antes, se atreve a tocarle; y Jesús se deja tocar. Esta mujer se convierte en una auténtica discípula de Jesús, que ve con los ojos del amor y del corazón, el cuerpo de un Mesías crucificado.
Esta mujer puede enseñar a todxs lxs seguidores de Jesús (no sólo lxs cristianxs LGTBIQ) que el verdadero amor y servicio lleva al reconocimiento de un Mesías crucificado. Esta mujer descubre a un Dios encarnado en un cuerpo, marginal, precario, y deshumanizado, como es el cuerpo de Jesús. Es ella la que nos enseña que el amor de Dios se esconde en cuerpos olvidados, y excluidos como pueden ser los cuerpos LGTBIQ.
Al leer el evangelio de Marcos no es difícil observar que Jesús creó una familia “disfuncional” con sus seguidoras y seguidores, además nos sería difícil identificar a Jesús con la etiqueta de macho ¿No le parece?
En el evangelio de Marcos[3], todo el mundo quiere corregir, domar, disciplinar y “normalizar” el comportamiento “aberrante” de Jesús. ¿La razón? Jesús está promoviendo una casa/familia alternativa, opuesta a la casa patriarcal y heteronormativa de su cultura. Sabemos que Jesús no se casó, ni tuvo hijxs. Además, su idea de casa/familia estaba abierta a gente de muy mala reputación. No es extraño, pues, que aparezcan grupos de personas que quieren “aprehenderle” (Mc, 3,21) Primero aparecen los parientes o familiares de Jesús (familia extensa, paisanos/as, allegados/as, parientes etc.), que se oponen directamente a su ministerio. Quieren sujetarle, porque según ellos, Jesús se ha vuelto loco (exeste en el original griego); “está fuera de sí” (v. 21). ¿Cuál es la locura de Jesús? ¡Proponer una casa/familia alternativa, contraria a la establecida! Estar loco, o fuera de sí, causa caos; destruye el orden compulsivo de las personas y de la sociedad. Jesús, al no casarse, ni darle hijos al imperio, ha roto con la estructura patriarcal, machista y heteronormativa de la casa/familia que promovía el imperio romano. Exhortar a otrxs hacer lo mismo (Mt 19,12), era una afrenta clara a los intereses no sólo de la casa/familia judía, sino de la casa imperial que necesitaba súbditos para establecer la Pax Romana. Por no casarse y vivir en desafuero, hay siempre un precio que pagar. El sistema político y religioso requiere que todos/as se sometan a la casa/familia heteronormativa y produzcan nuevos miembros a quienes se pueda explotar. Porque “¡si no hay casorio habrá velorio!”.
Los parientes de Jesús fracasan en su misión
de “sujetar” al loco y silenciar su visión atrevida y transgresora de la
casa/familia alternativa. Se retiran de la escena para dar paso a otro grupo
más siniestro que tiene la intención de aniquilar al “loco” de Galilea. La
casa/familia patriarcal y heteronormativa de Jerusalén envía a los escribas
para que desacrediten la acción liberadora de Jesús a favor de la casa/familia
inclusiva, porque según ellos Jesús “tenía a Belcebú, y… por el príncipe de los
demonios echaba fuera los demonios” (v. 22). Este grupo era poderoso; estaban
legitimados por “el espíritu de la homofobia,” por la ley, por el canon, la
costumbre, la tradición, para sujetar y someter a Jesús y aniquilar su horrenda
idea de casa/familia inclusiva. Para el poder religioso, Jesús no solo está
loco, sino ¡endemoniado!
El discurso vejatorio contra Jesús tiene la
intención de desacreditar su propuesta de vida y matarle en el nombre de
“Dios.” Las autoridades religiosas darán un juicio/diagnóstico teológico sobre
Jesús. Ellos se erigen en representantes exclusivos de Dios, y tienen poder
para decidir qué casa/familia “Dios” quiere y cuál hay que aniquilar. Los
teólogos oficiales, de los dioses idolátricos, al ver que su templo está en
peligro como negocio, intervienen para presionar a Jesús/Dios para que se
someta al templo. Marcos nos ha narrado que el Dios de Jesús actúa desde la
periferia, en la Galilea de los paganos, donde viven locas, enfermas,
endemoniados, leprosos, impuros, rebeldes, ladrones, prostitutas y pobres. Los
escribas salen de Jerusalén para reclutar (¿estigmatizar?) nuevos adeptos. Los
escribas antiguos y contemporáneos (tales como curas, pastores, rabinos, imanes
y jueces) bajan desde Jerusalén…Roma, México, Chicago, Buenos Aires; aparecen
por doquier, del norte y del sur, del este y del oeste. ¡Son legiones! Y en vez
presenciar la vida de la nueva comunidad alternativa que Jesús ha comenzado a
través del anuncio del evangelio, diagnostican enfermedades y demonizan la
acción sanadora de Jesús (pecado contra el Espíritu Santo). Los escribas ven el
mal donde está actuando la gracia de Dios. Estos líderes, que actúan en contra
de la acción del Espíritu de Jesús, acusan a éste de actuar bajo el poder de
Belcebú. Al decir que Jesús está actuando por el poder de Belcebú, lo
convierten en un enfermo, impuro, maldito y aborrecido por Dios. La actividad
de Jesús (según los escribas) está dirigida por las fuerzas del mal. Jesús, con
su propuesta alternativa de casa/familia, es un enemigo de “Dios,” un
endemoniado, hereje, que niega los valores tradicionales de la sagrada familia.
Pero ni condenas eternas, ni teologías nefastas, pueden detener la acción
liberadora del Dios de Jesús a favor de la casa/familia alternativa.
En unos meses la editorial Herder publicará su libro Masculinidades en crisis en las epístolas pastorales. Textos como “no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1 Tim 2,12), ¿cómo pueden mostrarnos una crisis de la masculinidad?
Bueno, no puedo revelar todos los
“misterios” de este libro que me ha costado lágrimas y muchos años de investigación.
La alegría de un autor es que su obra sea leída, comentada, y criticada. Así
que tienen que comprarlo (sonrían), para que comprendan desde donde venimos
arrastrando el machismo. En mi libro sostengo que los varones al no comportarse
como verdaderos machos, las mujeres asumen los roles de los varones en el
liderazgo y en la enseñanza. El liderazgo de las mujeres amenaza la
masculinidad y el orden de la casa de oración. Por eso el Pastor quiere
callarlas y someterlas al lugar que les corresponde. Para animarlos a comprar el libro (que saldrá
en el mes de diciembre), me gustaría ofrecerles unos fragmentos que pueden
iluminar la pregunta.
Como sucede a
menudo en la interpretación androcéntrica, el autor de 1 Tim 2,12 (que no es
Pablo) no se pregunta qué es lo que quieren las mujeres, sino qué nos dice lo
que él quiere para ellas y cómo piensa que deben comportarse para proteger y
mantener a cada persona según su género. En la cultura greco-romana todos
parecían conocer su lugar apropiado en la jerarquía social. Los límites de
clase, raza, estatus y ciudadanía se aplicaban y se mantenían inmóviles e
inmutables para poder legitimar la estructura kiriarchal de la casa/polis.
Como dice Cicerón “el rango debe preservarse” (Cicerón, Pro Plancio 15). Pero
en dicha organización no solo estaban bien establecidos los límites de clase,
sino que las fronteras de género se reforzaban a través del simbolismo de la
ropa. Los códigos de vestimenta adquieren una función simbólica. Tienen que ver
no solo con la moral (sexual), sino también con la regulación del estatus
social y las relaciones de género, tan profundamente ligadas a la cuestión del
honor y la vergüenza. Para llegar a ser una mujer honorable se esperaba que
respetase todos esos límites. La vestimenta de las mujeres estaba idealmente
ligada a nociones de honor e ideales de relación entre los sexos y, a
continuación, desempeñaba entonces un papel importante en la construcción
cultural de las categorías sexuales: códigos para hombres y mujeres. Cuando el
Pastor arenga a las mujeres “para que vayan convenientemente arregladas,
compuestas con decencia y modestia, sin adornos de oro en el peinado, sin
perlas ni vestidos suntuosos; adornadas con buenas obras, como corresponde a
mujeres que se profesan piadosas”, debemos leer entre líneas que está
definiendo a las varonas como “las otras” a través del simbolismo de la
vestimenta.
La conducta de las
mujeres estaba desdibujando los límites y las categorías del ser varón/varona,
activo/pasivo, fuera/dentro, razón/pasión. La ruptura de estas dicotomías creó
desorden y confusión en la casa de Dios. La autoridad de las mujeres sobre los
hombres es anómala, conduce a consecuencias dramáticas tanto para el hogar como
para el estado, y debe considerarse un asalto a la tradición, la legalidad y el
decoro.
Además sugiero que
las varonas no tenían la culpa de actuar como varones o de “usurpar” los
dominios o territorios de estos porque fueron los macho-menos en las EP, no las
mujeres, quienes transgredieron los consabidos roles de género. Eran, ante
todo, los varones, los que no se comportaron como “verdaderos hombres”. Las
prácticas mujeriles de los varones los convirtieron en presa fácil de las
marimachas varonas. En Plutarco (Amat. 753D- 754A), hay algunas varonas que “deshacían
el género”, y explotaban, y dominaban a los varones. “Pero estos varones que
se convirtieron en sus víctimas eran ellos mismos culpables como resultado de
su propia debilidad y dulzura (malakía)”.
La terminología de Plutarco revela aquí que el problema con estos varones era
que “siendo fuertes y poderosos, no tenían una personalidad masculina”.
Además, las varonas autoritarias, “tenían el poder” de convertir a los
guerreros en mujeriles y afeminados. Tal fue el caso del varonil Marco Antonio,
que se convirtió en esclavo afeminado de Cleopatra, y “su homosexualidad lo
desgastó” (Dion Casio 5.27). Si los efesios no dominaban sus cuerpos y
ejercían su máxima autoridad en la comunidad, quizás las mujeres
respondieron a su conducta deshonesta al tomar la iniciativa de organizarse,
orar y educar a todos los miembros de la comunidad, aunque la ley y la
tradición estaban en contra de tales prácticas.
Espero que estos
fragmentos les provoque más curiosidad y estén atentos a leer el libro.
Para terminar me gustaría preguntarle, como estudioso de
la Biblia que también ha padecido discriminaciones, qué le diría a todas
aquellas personas LGTBIQ para las que la Biblia no ha sido un lugar de
liberación sino un arma con la que se les ha intentado robar su dignidad.
Bueno la Biblia
como decía anteriormente “no dice nada”, son las interpretaciones homofóbicas
que convierten a la Biblia en “textos de terror” contra las minorías sexuales.
Les exhorto seriamente a leer mi libro, porque esta es la primera vez que
escribo acerca de “la homosexualidad y la Biblia” con la finalidad de dar
esperanza a toda la comunidad LGTBIQ que a través de los siglos ha escuchado
hasta la saciedad la espuria (mis)interpretación que los homosexuales no
entraran en el reino de los cielos”. En muestro canal de YouTube Escuela Bíblica Claretiana tengo un video que titulé: “Entrarán los homosexuales en el
reino de los cielos” donde concluyo que si los homosexuales no entran al reino
de los cielos nadie entra, o se salva toda la comunidad LGTBIQ o no se salva
nadie. La salvación no depende de la iglesia, ni de la Biblia; depende única y
exclusivamente de la misericordia de Dios. Yo les diría a todas las personas
que sufren discriminación por supuestas “afirmaciones bíblicas”, que cierren sus
oídos y corazón (y escondan su billetera), porque Dios no está en dichas
interpretaciones. Si la Biblia no son buena noticias de liberación aquí y ahora
para todxs, no habrá buenas noticias para nadie.
Muchas gracias por
leerme, y les recuerdo que “yo no tengo Palabra de Dios, ni soy la Palabra de
Dios”, yo solo soy un servidor de la Palabra, que sueña y trabaja en crear una
comunidad alternativa, donde nuestro miedos y prejuicios sean aniquilados. Si
usted quiere saber más de nuestros cursos bíblicos les invitamos a ser parte de
nuestro Instituto Bíblico Claretiano de las Américas (IBICLA) donde tenemos
muchos cursos bíblicos gratis. Y recuerde siempre que todas las personas que
sufren injusticia, lloran en silencio por no sentirse dignas, esas personas son
las amadas del Dios de Jesús.
Manuel Villalobos
Mendoza
Entrevista
realizada por Carlos Osma
[1]
Villalobos, M. Cristianos de la segunda generación. Las cartas pastorales
desde el otro lado. Ediciones El Almendro, Córdoba, 2013.
[2]
Villalobos, M. Cuerpos abyectos en el evangelio de Marcos. Ediciones El
Almendro. Córdoba, 2015.
[3] Pueden encontrar más información en una reflexión que Manuel Villalobos escribió hace un tiempo en: https://www.workingpreacher.org/preaching.aspx?commentary_id=3684
Consulta dónde encontrar "Solo un Jesús marica puede salvarnos"