Me gusta la claridad del mensaje de Carlos en estos tiempos en los que, especialmente en los ambientes católicos, debemos preguntarnos seriamente si como personas o como organizaciones LGBTIQ católicas tenemos un proyecto real de cambio de la homofobia de la iglesia. Personalmente pienso que hay muchos proyectos de supervivencia, de ayuda preciosa a las personas LGBTIQ creyentes en este sistema perverso que actúa contra ellas. Son proyectos respetables, que pueden tener un importante significado psicológico, espiritual, existencial para las personas, para que no pierdan la esperanza, para que no acaben con su vida. Pero, me pregunto si existe el proyecto más trascendental de denuncia y protesta para acabar con el sistema homófobo de la religión. Ésta es una falta, es nuestro grave pecado, el de los católicos y católicas gais, y también el de ciertos activistas laicos, cuando en realidad nos transformamos en colaboradores silenciosos, pero indispensables, del sistema de la homofobia religiosa. Las páginas de Carlos gritan contra este silencio cómplice con una religión culpable.Krzysztof Charamsa en la presentación de "Solo un Jesús marica puede salvarnos"
Me gusta la claridad del mensaje de Carlos en estos tiempos en los que, especialmente en los ambientes católicos, debemos preguntarnos seriamente si como personas o como organizaciones LGBTIQ católicas tenemos un proyecto real de cambio de la homofobia de la iglesia. Personalmente pienso que hay muchos proyectos de supervivencia, de ayuda preciosa a las personas LGBTIQ creyentes en este sistema perverso que actúa contra ellas. Son proyectos respetables, que pueden tener un importante significado psicológico, espiritual, existencial para las personas, para que no pierdan la esperanza, para que no acaben con su vida. Pero, me pregunto si existe el proyecto más trascendental de denuncia y protesta para acabar con el sistema homófobo de la religión. Ésta es una falta, es nuestro grave pecado, el de los católicos y católicas gais, y también el de ciertos activistas laicos, cuando en realidad nos transformamos en colaboradores silenciosos, pero indispensables, del sistema de la homofobia religiosa. Las páginas de Carlos gritan contra este silencio cómplice con una religión culpable.

