La Iglesia de Sodoma
Actualmente muchos inmigrantes encuentran en las iglesias un lugar donde se
sienten acogidos, una segunda familia que reemplaza en parte la que han tenido
que dejar en su país. Hace un par de años conocí a un joven homosexual Iraní que,
para salvar la vida, había huido de su hogar. Mientras hablaba con él pensaba,
que si quería mantener su dignidad, en la mayoría de iglesias no sería bien
recibido. Y es que su orientación sexual, “a
priori”, ya le excluye.
El relato de Sodoma y Gomorra de Gn 19:1-29, o su paralelo (Jue19), es un
texto que encierra un mensaje ante
esta situación tan injusta. Sé que los más conservadores literalistas, dirán
que el texto no admite interpretaciones, y que mi amigo Iraní no sale muy bien
parado. En el lado contrario, los que han decidido rechazar esta historia como
palabra de Dios, explicarán con toda razón, que con ella se refuerza el odio
que cada año asesina a miles de homosexuales.
Podría empezar situándome en el campo de los literalistas y advertir que el texto no dice explícitamente que el
pecado de estos hombres sea la homosexualidad, esto es pura invención. Por
decirlo de otra forma, en otros textos de la Biblia aparecen “violaciones heterosexuales”, y nadie
deduce por ello que el pecado
sea la heterosexualidad.
El pecado, en todo caso sería la violación, e imagino que todos nosotros la
condenamos, independientemente de la orientación sexual del que la realiza.
Lo que me gustaría que viesen, es que ellos tienen una concepción de la
homosexualidad negativa y prefijada antes
de acercarse al texto; pero no contrastada con la realidad, y que por eso hacen una lectura determinada. En su mente
relacionan homosexualidad y degeneración ¿Cuál es la razón para ello? La educación, el desconocimiento, el
miedo...En el mismo texto Lot ofrece
a sus hijas para ser violadas, ¿Deberíamos condenarle por ser hombre, por ser
heterosexual, por ser judío, por ser
egoísta, un mal padre quizás? Evidentemente según el texto no, pues en aquella época la dignidad y la vida de dos mujeres tenía menos valor que
la de dos hombres, una concepción injusta que nadie acepta hoy en día como
querida por Dios, sino originada por motivos económicos, culturales, sociales, etc...
Los cristianos releemos toda la Biblia a la luz de Jesús, él es nuestra
norma, nuestra interpretación, por encima de nuestros prejuicios y nuestras
convicciones. Él es el único que se atreve a decirnos: “Oísteis que fue dicho….Pero yo os digo…”. Y Jesús nos habló sobre
este texto sin hacer ningún tipo de referencia a la homosexualidad: “Y si alguno no os recibiere, ni oyere
vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de
vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad” (Mt 10: 14-15).
De hecho en ningún lugar de la Biblia, cuando se habla del pecado de Sodoma y
Gomorra, se dice que sea la homosexualidad de sus ciudadanos.
Jesús
relacionó este texto, como muchos otros antes que él, con la hospitalidad. Las
ciudades que no acojan a sus mensajeros recibirán el castigo de Dios. Ezequiel,
por ejemplo, hablando
sobre el pecado de Sodoma dice: "soberbia, gula y bienestar apacible,
no socorrieron al pobre y al indigente" (Ez 16, 49-50). La Torá judía
por su parte nos aclara: "Los hombres de Sodoma sólo estaban corrompidos
a causa de la riqueza que Dios había despilfarrado en ellos... Dijeron: Si en
nuestra tierra crece el pan, y tiene el polvo de oro, por qué debemos recibir
forasteros que sólo vienen a llevarse nuestra riqueza? ¡Vamos!, hay que abolir
la práctica de alojar a los viajeros en nuestra tierra...".
Interpretar Sodoma
como justificación para rechazar al homosexual es una posibilidad. Una forma de
seguir manteniendo el odio hacia personas que a lo largo de la historia han
tenido que vivir huyendo de si mismos y de los demás. Pero esta interpretación
se aleja de todo principio evangélico porque genera sufrimiento y muerte.
Acercarse a
Sodoma para denunciar la falta de hospitalidad, de tolerancia del ser humano
con los extranjeros, los discriminados o simplemente con los que traen
opiniones y visiones diferentes, es una forma de abrir este texto a la
felicidad y la vida.
Actualmente la
mayoría de iglesias cometen el pecado de Sodoma con nosotros, los homosexuales.
La mayoría de lesbianas y gays que conozco hemos tenido que salir huyendo de
ellas como hizo Lot para salvar la vida, en este caso espiritual y emocional. A
veces hemos deseado que cayese fuego sobre ellas para que Dios hiciese justicia
con nosotros. Pero el Dios en el que creemos, no es el de Sodoma, sino el que
nos reveló Jesús. Este es el mismo Dios al que se acercó Abraham, en el encinar
de Mamré, para interceder por Sodoma: “Quizá haya cincuenta justos dentro de
la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los
cincuenta justos que estén dentro de él?” (Gn 18: 24). Intercedemos también hoy nosotros por nuestras Sodomas, por nuestras iglesias.
Carlos Osma
Carlos Osma
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