Como las trompetas que sonaron antes de la caída de Jericó, siete trompetas suenan frente al Imperio terrible y sanguinario que ha convertido al hombre heterosexual amo y señor, en el dios ante el que todo ser humano ha de inclinarse. Sólo él es la posibilidad para quienes quieren vivir en libertad, el resto ha de reconocer su falta, su ser incompleto, o su desviación. Pero el Apocalipsis se revela frente al engaño, y nos invita a abrir los oídos para escuchar las siete trompetas que anuncian el final de la opresión.
Una lectura gay del Apocalipsis III
Como las trompetas que sonaron antes de la caída de Jericó, siete trompetas suenan frente al Imperio terrible y sanguinario que ha convertido al hombre heterosexual amo y señor, en el dios ante el que todo ser humano ha de inclinarse. Sólo él es la posibilidad para quienes quieren vivir en libertad, el resto ha de reconocer su falta, su ser incompleto, o su desviación. Pero el Apocalipsis se revela frente al engaño, y nos invita a abrir los oídos para escuchar las siete trompetas que anuncian el final de la opresión.