A principios de los noventa Alberto Rodrigo lideró junto a Aitor de la Cámara el grupo Comisión, que ha sido, sin duda alguna, uno de los grupos de música cristiana más rompedores y con más éxito de nuestro país. Sus potentes directos llegaron a reunir a miles de jóvenes cristianos que rapeaban junto a ellos canciones como “Jesús me ha hecho libre”. Una década después, tras varios trabajos discográficos, miles de kilómetros recorridos, y cientos de conciertos a sus espaldas, intentarían con el grupo Síon dar el salto a la música secular. Pero justo en el 2006, tras la publicación de su último trabajo “Síon”, Alberto decide salir del armario. Desde entonces poco se ha sabido de él, por eso le agradecemos que nos conceda ahora su primera entrevista. ¿Puedes contarnos algo de esa comunidad evangélica en Burgos y cómo te influyó a la hora vivir la fe?
Pues la verdad es que la iglesia evangélica de Burgos tuvo un nacimiento bastante peculiar, fue un movimiento de “avivamiento” entre los jóvenes en la época hippie durante los años 70, y tuvo mucho gancho. Familias enteras se convirtieron a través del testimonio de sus hijos adolescentes. El movimiento tuvo origen dentro de los grupos católicos, pero los promotores venían de un contexto protestante, y en unos años casi todo derivó en un grupo de comunidades de denominación evangélica, pero no tradicional, debido a sus raíces. De alguna manera la esencia hippie y rebelde siempre estuvo, así como la creatividad, el uso de la música, arte, teatro como herramientas de evangelización. No era una iglesia evangélica convencional en absoluto, más bien era un movimiento muy atractivo liderado y compuesto principalmente por gente joven. En mi caso esta raíz junto con mi experiencia en el reino Unido, fue una bomba de relojería en cuanto a querer vivir la fe de manera comprometida, divertida, real, efectiva, no religiosa.
¿Cuándo empiezas a interesarte por la música? ¿Y porqué concretamente en la música cristiana?
Decidí ser honesto y hablé con todas las personas con las que trabajaba dentro de la iglesia y en los ministerios de Comisión y Contra Corriente, y decirles la decisión que había tomado de aceptarme tal y como soy, invertir en mi nueva relación con Jonatan, y dejar todo lo que hacía a nivel de iglesia (no porque yo quisiera), sino porque sabía que chocaba frontalmente con su doctrina. Jamás viví una doble vida mientras estuve involucrado en la iglesia, pero a partir de ahora iba a hacer lo necesario para cuidarme a mí mismo y vivir mi sexualidad y afectividad de manera natural. En todo momento fui muy sincero y creo que dí más explicaciones de las que debería haber dado. Alberto, queremos agradecerte otra vez que hayas compartido con nosotros la experiencia tan dura que has vivido, y como al final has podido superarla. Sin embargo, sabiendo que tu ministerio musical iba dirigido principalmente a los jóvenes, nos gustaría pedirte para terminar que dirigieras un mensaje a esos jóvenes cristianos gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, que viven como un hándicap su fe y su orientación sexual o de género. Y que probablemente no son apoyados por su entorno más cercano.
Gracias por tu generosidad Alberto.
Esta entrevista ha sido realizada conjuntamente por Aurelio Lepe del Área de Asuntos Religiosos de la FELGTB y Carlos Osma del blog Homoprotestantes.