Mientras el fundamentalismo
y el conservadurismo heterocentrado van puliendo sus estrategias, quizás
nosotras deberíamos intentar dar respuesta a las preguntas que se hacen tantos padres y
madres heterosexuales: ¿Qué hemos hecho mal para que nuestra hija o nuestro
hijo sea como nosotros? ¿Qué podemos cambiar en la forma en que educamos para que esto
no ocurra con el siguiente? Y echando mano de nuestra experiencia les
podríamos decir que no se estresen, que estén tranquilos, que si por negligencia
o incapacidad,han hecho que su hija sea heterosexual, no pasa nada, que la
quieran como si fuera bisexual, o lesbiana, o queer.... Que ahora, que la
cosa es irreversible, la ayuden a ser una buena persona y a respetar a los
demás. Que, aunque tenga más probabilidad de ser una acosadora en su instituto
hacia un compañero LGTBIQ, con una educación adecuada puede evitarse -la ayuda
de un psicólogo puede venir bien-. Y en el caso de haber creado un hijo
heterosexual, pues la cosa es algo más complicada, pero en todo caso no
imposible. Hay que animarle a que se eche un amigo marica, el más marica
posible, que le ayude a ver la riqueza de su parte femenina y a resistirse a
convertirse en un machote. Probablemente esto hará que sus niveles de violencia
sean menores y nos ayudará a tener una sociedad mejor. En resumidas cuentas, que
intenten poner de su parte para que la heterosexualidad de sus hijos sea un mal
menor para el resto de seres humanos con los que conviven. Y si tienen otro
hijo, pues en vez de determinarlo, que lo acompañen, el gen gay se manifestara
espontáneamente.Carlos Osma
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