“Muchísima gente habita cuerpos que odia”. Entrevista a Miquel Missé
El sociólogo y activista trans,
Miquel Missé publicó hace unos meses “A la conquista del cuerpo equivocado” (EditorialEgales). Un libro en el que reflexiona críticamente sobre el discurso que
afirma que el malestar de las personas trans está en su cuerpo, y que la
solución pasa por transformarlo. Su reflexión es pertinente tanto para personas
trans como cis[1],
cristianas o ateas, ya que nos invita a repensar la relación que tenemos cada un*
de nosotr*s con nuestro cuerpo, y cómo incide el entorno para que esa relación
sea, o no, conflictiva. Así que agradezco a Miquel Missé que haya accedido a
esta entrevista.
¿Cuándo
y por qué nace la idea de escribir este libro?
En primer lugar, muchas gracias por tu
interés en mi trabajo y por planear estos debates en la comunidad cristiana
LGTB. En cuanto al libro, parte de la sensación de que estamos en plena
avalancha de referentes trans en los que a veces echo de menos discursos más
críticos con la normatividad de género y corporal. El libro quiere abrir
debates para enriquecer las políticas trans
¡Muchos cristian*s y muchos ate*s!
Honestamente, creo que sería muy potente establecer alianzas y diálogos entre
personas que tenemos tensiones a la hora de habitar nuestros cuerpos, es una
cuestión que atraviesa a buena parte de la gente. Pero sí, tal como escribo en
el epílogo, en mi vida mi cuerpo no ha sido una fiesta, pero la clave está
también en elaborar un relato que nos sirva para gestionar esas tensiones y
sobre todo no culpabilizarnos sino pensar colectivamente cuales son las
estructuras que alimentan esos estigmas para transformarlas (o erradicarlas).
Hay momentos en el libro en el que se
hace patente dicha contradicción, por un lado afirmas: “Siento la extraña sensación de que me han robado el cuerpo”, por
otro: “Probablemente, el principal ladrón
de mi cuerpo haya sido yo mismo”. ¿Qué hay detrás de ambas afirmaciones?
La
sensación de una contradicción que es para mí el núcleo de la política trans.
Por un lado, intento señalar que una serie de discursos y marcos han alimentado
la idea de que nuestros cuerpos no estaban bien. Y eso es injusto. Pero, por
otro lado, queremos que nos dejen modificar el cuerpo con libertad y que no nos
pidan todas esas explicaciones, diagnósticos, etc… Las dos cosas son
importantes y se dan al mismo tiempo.
El “robo del cuerpo” ¿Es algo que
únicamente tiene que ver con las personas trans? ¿O también afecta a las personas
cis? ¿Puedes ponernos algunos ejemplos?
El
robo del cuerpo es una metáfora que yo propongo porque a mi me sirve, pero que
no está pensada para la gente trans exclusivamente. Es más, muchas personas
trans no la comparten. Es una metáfora para compartir con quien le sirva y le proporcione sentido.
Algunos otros ejemplos que me vienen a la cabeza tienen que ver con la gordura,
la diversidad funcional, los cánones de belleza y todas las presiones estéticas
que establecen los límites de la fealdad y la belleza, lo monstruoso y lo
humano. En nuestra sociedad muchísima gente habita cuerpos que odia y eso es
para mí un problema político de primer orden.
Sorprenden algunas de tus
afirmaciones, como por ejemplo cuando dices que “nadie nace transexual”. Muchas entidades cristianas que predican
la transfobia se apoyan en mensajes como este. Si no se nace transexual, ¿cómo
se llega a serlo?
Me gusta que me hagas esta pregunta.
Demasiadas veces el marco de nuestros adversarios políticos acaba configurando
el nuestro. Que algunos discursos tránsfobos utilicen ese argumento no me hace
cambiar el mío. Básicamente porque el camino para llegar a la idea no tiene
nada que ver en cada caso. Yo creo que sentirse hombre o mujer, o sentir el
deseo de transitar en el género no se explica por la biología sino por los
significados culturales que se atribuyen a cada cuerpo.
Las asociaciones de familias de
menores transexuales parece que tienen un discurso diferente. ¿Cómo crees que
sería más útil aproximarse a los malestares de género en la infancia y la
adolescencia?
Creo
que la cuestión de la diversidad de género en la infancia es un reto para muchas
familias que están luchando para acompañar a sus hij*s con las herramientas que
tienen. A mí lo que me interesa es contribuir precisamente a que haya más
herramientas y discursos complejos que vayan a la raíz. En relación a pensar el
género en la infancia, creo que no es muy buena idea partir de lógicas
esencialistas que señalarían que está muy claro lo que es sentirse niño o niña,
y qué expresiones y comportamientos son indicadores de cada cosa. Pienso que la
gran oportunidad de la infancia es que es más rica y menos rígida que la
adolescencia. Y tenemos que cultivar eso y no trasladar la normatividad adulta
a la infancia. Lo difícil es encontrar la manera de hacer eso. Pero la
encontraremos 😃.
Dices en tu libro que hay que
explicarles a los niños y niñas trans que ser trans tiene cosas maravillosas.
Supongo que podrías escribir otro libro para contestarme, pero brevemente, ¿qué
cosas maravillosas les explicarías tú?
Ser
trans te da una oportunidad única para experimentar cómo funciona el enorme
edificio del binarismo de género: descubrir ese engranaje por dentro puede
resultar muy doloroso porque un* se siente muy outsider de ese sistema, siente
que está fuera. Pero a la vez, es un enorme aprendizaje, sobre uno mismo, sobre
la fragilidad de las estructuras sociales que nos rodean, sobre la autoestima y
cómo ésta depende también de la mirada del otro, sobre el amor y el deseo. Ser
trans es una experiencia de conflicto, pero también es una enorme riqueza. A mí
me ha aportado una mirada sobre nuestra realdad social que considero
enormemente valiosa.
Eres muy crítico con las nuevas
imágenes que los medios de comunicación están dando sobre las personas trans.
¿Dónde está el problema?
En primer lugar, quiero decir que la
emergencia de nuevas formas de representar el hecho trans es en sí mismo la
prueba de que hemos entrado en un nuevo capítulo de la política trans. En
segundo lugar, creo que el trabajo del activismo trans es estar atento a este
boom de representaciones y alimentar marcos de pensamiento crítico para leer
estos discursos. Es ingenuo pensar que cualquier forma de representación trans
es positiva, lo trans como muchas otras minorías, puede ser instrumentalizado
al servicio de muchas causas. Es decir que puede haber representación trans
conservadora o progresista, esencialista o crítica. Y es importante analizar
todo eso.
Hablas mucho de tu familia, de
colectivos trans…de alejar la experiencia trans del individualismo y la
soledad. Esta entrevista la leerán muchas personas cis que forman parte de
iglesias y entidades cristianas que creen también en la importancia de la
comunidad, ¿qué cosas crees que pueden hacer para que las personas trans que
forman parte de ellas, o que se acercan a ellas, vivan empoderadas y con un
concepto positivo de su cuerpo?
Imagino que muchas de estas comunidades ya
lo están haciendo, pero básicamente es de sentido común, acompañar a una
persona a iniciar una transición tiene que ver con escuchar, con ponerse en el
lugar del otro, con asumir la incerteza del proceso y no empujar a la persona
trans en direcciones que esta persona necesita meditar con tiempo, y sobre todo
expresar que el amor está garantizado pase lo que pase, que la transición y sus
ritmos no condicionan el amor de los demás. Pero, sobre todo, me parece que la
clave es como la experiencia de la gente trans nos sirve para transformar
nuestra forma de pensar el cuerpo, la identidad, el deseo. O sea, no solo como ir de lo cis a lo trans
sino como lo trans llega a lo cis y qué riquezas aporta.
Muchas
gracias Miquel por tus respuestas,
Entrevista
realizada a Miquel Missé por Carlos Osma
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