FEREDE y la problemática LGTBI
El próximo siete de marzo se celebrará la Comisión Plenaria
de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), y
entre los dieciséis puntos del día, exactamente en el punto once, se abordará cuál
debe ser (y cito textualmente) la "Actuación
de los cargos y órganos de FEREDE ante la problemática actual LGTBI". Si
cuando se autodenomina como evangélica, la FEREDE
pretende identificarse con los valores del evangelio, imagino que se habrá
informado de cuáles son esas problemáticas que sufren las personas LGTBI
(escuchar al prójimo), para después valorar cuáles serían las actuaciones que
puede realizar (sentirse interpelada) con el fin de trabajar junto a ellas para
erradicarlas (construir el Reino defendiendo la dignidad de todos los seres
humanos).
No, no me he vuelto loco, la E de Evangélica en el acrónimo
de FEREDE ya sé que no tiene nada que ver con el evangelio, y que la podríamos
sustituir perfectamente por Extremista para ser más fieles a la “problemática actual”. Pero como clamar
en el desierto, es condición sinecuanum
para la llegada del evangelio, he pensado que podría explicarles (he dicho que
clamo en el desierto) cuáles son esas problemáticas, por las que un evangelio
anclado en Jesús de Nazaret (y no en cinco versículos descontextualizados) no dudaría
en buscar soluciones. Y lo voy a hacer apelando a la empatía, a ver si hay suerte
y también introducen en sus dogmas un versículo que parece han eliminado del Canon…
¿Cómo era? Ah, sí… “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo”.
Las terribles y degeneradas personas LGTBI, también han sido
niños y niñas LGTBI. ¿Qué sorpresa verdad? Imagínatelas con cinco o seis años
en un aula donde son las raritas del grupo. Los hijos y las hijas de las
familias LGTBI también van a la escuela, pues visualízalas buscando en la
biblioteca algún cuento donde aparezca su realidad familiar. Ponte en la piel
de un adolescente trans que decide vivir de acuerdo con su sexo sentido cuando
entra en una clase donde nadie la entiende. O pregúntate porqué tantas y tantos
adolescentes LGTBI normalizan la discriminación y la violencia sin denunciarla
a nadie. Y todo esto en lugares públicos donde las familias creen que sus hijos
e hijas reciben protección… olvidando ingenuamente que dos de las condiciones
para ser merecedores de dicha protección son: ser cisgénero
y heterosexuales (o al menos parecerlo).
Ponte ahora en la piel de uno de esos adolescentes que tiene el valor de ir a un médico y que éste le diga que lo que le
ocurre es que tiene una enfermedad psíquica y que debe medicarse, o seguir una terapia
para curarse. O siéntate en la silla de la consulta del médico para decirle que quieres
seguir un tratamiento para tener un hijo, y que éste te pregunte qué problema de
fertilidad padeces… Intenta tener acceso a un proceso de subrogación para ser
padre, y descubrirás que es imposible en nuestro país, y que en las embajadas donde se registra el nacimiento de españoles en el extranjero, te exigirán antes el nombre de la mujer que lo ha traído al mundo;
cuando a la pareja heterosexual que lo ha registrado tres minutos antes, no le
han preguntado nada de eso. Dile a tu médico de cabecera que eres gay, y verás cómo
te pregunta por relaciones sexuales sin protección. Y si el médico de cabecera
no sabe que eres lesbiana, observa la cara de tu hijo de tres años que lleva
varios días vomitando con un virus intestinal, cuando te pregunta el nombre del
padre porque no le aparece en la ficha. Acompaña a tu marido al hospital para
ser operado, e intenta disimular cuando, tras estar toda la noche cogiéndole de
la mano y dándole besos y caricias (y poniéndole la cuña para mear), la doctora
pregunta: “¿Quién es el acompañante?”
Respóndele: “Soy yo, su marido”. Y verás
como remata: “Ah, pues si es usted su
pareja…”. Pide en la farmacia un bote de PreEp, para reducir el riesgo de
infección por VIH, y te responderán que todavía no está comercializado en nuestro
país, cuando los estudios demuestran que tiene una efectividad del 90%. Para la
población LGTBI la sanidad parece que no responde tan bien como para quienes
son heterosexuales, a pesar de que todas y todos la pagamos con nuestros
impuestos.
Sal del ámbito de la sanidad y sumérgete ahora en el mundo
laboral. Preséntate toda mona a una entrevista con ese vestido que te hace
sentir tan segura de ti misma, y dime cuantas posibilidades tienes de que te
den el puesto si al darle el DNI al entrevistador, éste se percata de que
tu nombre es Francisco (o al menos el nombre que te pusieron tus padres, porque
tú en realidad te llamas Rosa). Pregúntate porqué la mayoría de personas lesbianas
y gais no visibilizan su orientación sexual en su puesto de trabajo como hacen
todos los heterosexuales. Incluso ahora, y antes de que vayas a esa Comisión
Plenaria de FEREDE, cuestiónate porqué las personas LGTBI que asistirán lo harán
haciéndose pasar por heterosexuales… e imagínate como deben sentirse por ello.
Ahora piensa en ti dentro de veinte, treinta o cuarenta años,
cuando llegues a la vejez y hayas tenido que pasar por la experiencia del
rechazo familiar por ser LGTBI, imagínate la situación de vulnerabilidad en la
que puedes encontrarte. O vuelve a la actualidad, vete a dar un paseo con tu
pareja de la mano, y dime como te sientes si te insultan o te agreden. Y que
después se minimice lo que te ha ocurrido porque en el fondo lo que hacías era
provocar. Aunque, más que imaginar todas esas cosas, si tú eres uno de esos
delegados que envían las iglesias a la Comisión Plenaria de la FEREDE, te
propongo una cosa que seguro es más efectiva: este domingo comparte con los
hermanos y hermanas de la iglesia que eres gay… No importa que no lo seas. Esta
acción mantenida en el tiempo hasta el día siete de marzo, te permitirá, si
antes no te han prohibido ser el representante de la iglesia en dicha comisión,
hablar con cierta aproximación y conocimiento de causa de la problemática actual
LGTBI. Además, seguro que aprovechas
para exigir que FEREDE retire su petición contra la Proposición de Ley que ha
presentado el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En
Marea en el Congreso, para intentar evitar las verdaderas problemáticas que viven
muchos ciudadanos por ser LGTBI. ¿Te imaginas?
Estarías poniendo tu granito de arena para que FEREDE se pusiera del lado de
quienes quieren construir un país más justo, y además quién sabe, lograrías solucionar la problemática de FEREDE, ya que
la E de Extremista se podrá sustituir por la de Evangélica.
Carlos Osma
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