Aquel momento fue muy importante en mi vida. Necesitaba esa operación desde que había nacido. Pero estaba sola como dices, y sometida a mucha tensión tanto psicológica como física por parte de todos, no me confirmaron la fecha de la cirugía hasta apenas unos pocos días antes. Hicieron todo lo posible por agotarme hasta el último momento. Fueron unos días difíciles y a la vez vitales, no entraba a quirófano por capricho, sino por necesidad. Se trataba de cirugía mayor, sabía que personas habían muerto en los quirófanos de todo el mundo al someterse antes a este tipo de intervención tan compleja. Cuando afrontas algo así tú sola, estando completamente sola y devastada emocionalmente, simplemente te supera y te abandonas a algo superior a ti, porque ya no puedes más. Sólo tenía una amiga en Barcelona y vosotros que no os conocía. Lo dejé todo en manos de Dios.
El Servicio Gallego de Salud nunca quiso tratarme, a pesar de estar diagnosticada oficialmente desde los 16 años y de necesitar la cirugía desde entonces, siempre me negaron la cirugía que estaba indicada por los médicos. Después de muchos años de lucha administrativa vino la judicial, recurrieron todas las sentencias y demoraron su ejecución lo máximo que pudieron. Posiblemente si lo hubiesen demorado unos pocos meses más me habría suicidado. Hicieron todo lo posible por debilitarme y arruinar mi salud desde mi adolescencia hasta el mismo día que, 25 años después, entré en quirófano.
Como cualquier persona se puede imaginar, el trastorno reviste gravedad, y su tratamiento es uno de los más dramáticos de la historia de la medicina, que precisa de múltiples intervenciones médicas y quirúrgicas de por vida.
La cirugía no es optativa y está indicada por un médico. Depende de un diagnóstico médico concreto y es la única opción terapéutica que existe. Los que no necesitan esta operación no es porque eligen no operarse, sino porque no comparten el mismo diagnóstico, o están mal diagnosticados, porque todos los casos de síndrome de Harry Benjamin revisten gravedad y requieren cirugía.
Sí, antes de la cirugía, había preguntado a la clínica si disponían de servicio de acompañamiento pastoral, como en todas las grandes clínicas europeas, y me habían respondido que no, de una manera que les sorprendió que les hubiese preguntado eso. Me estoy refiriendo a la Clínica Diagonal de Barcelona, que fue dónde me intervinieron y estuve hospitalizada por más de dos meses.
Todo comenzó tras la muerte de mi madre hace tres años, estaba tan afectada por todo, y encima sola y dejada de lado por todos, mientras afrontaba la crueldad e inhumanidad del Servicio Gallego de Salud, que llegó un momento en mi vida que no pude más. Entonces me di cuenta que yo sola no podía sobrevivir a esto, de que tenía que existir una fuerza superior a mi a la cual poder traspasarle esto.
Nunca me había imaginado y sigo sin entender qué culpa tengo yo de haber nacido con esta patología, y el odio que despierta en tantas personas. Me sentía tan vulnerable, aislada y empequeñecida ante la magnitud de lo que estaba afrontando, que me abandoné a algo superior a mi, a quien poder dejarle el control de mi vida. Llegó un momento en que era mi única salvación. Sino fuera por Dios ahora mismo ya estaría muerta.
Mediante una amiga inglesa cristiana, poco a poco comencé a estudiar algunos textos cristianos. Fue así como poco a poco encontré alivio en Dios, como una forma de dejar el curso de todo en manos de una fuerza superior a mí, entonces comencé a leer la Biblia por primera vez poco después de cumplir los 40 años. Profundicé en el estudio de la vida de Jesucristo, Hijo de Dios, en quién siempre había creído ya desde la infancia. Fue así por causa de un momento de profunda desesperación, cuando ya todo parecía perdido y no podía más, que el cristianismo me irradió de una nueva vitalidad para seguir viviendo. Creo en la creación del Universo, creo que un diseño inteligente está por detrás.
Creo en Dios, pero mi concepto de Dios difiere por completo del tradicional, del bíblico, del contenido en las escrituras de los hombres; mi concepto de Dios es mucho más abstracto y elevado. Dios no puede ser contenido en forma material a través de ningún libro o religión humana, pues es la fuente intangible de toda creación.
Como cristiana metodista creo que necesitamos dirigirnos a Dios a través de su hijo, Jesucristo, de una forma más libre y natural, porque Dios habita dentro de lo más profundo de nuestro ser, y para dirigirnos a ese centro, no entiendo ni aplico ninguna regla o escrito humano, de origen mental ni material, porque esa no creo que sea la vía.
Por parte, tanto la Iglesia Cristiana Metodista como de Protestants Inclusius ambas de Barcelona, he sentido una comprensión absoluta, y una total sensibilidad y humanidad hacia mí y mi proceso médico, de una forma extraordinaria. No sólo me he sentido tratada con todo respeto y cariño, sino es que además todo el acompañamiento, los detalles, cualquier cosa que necesitase estabais allí. Cuando, por contraste, ni una sola persona de mi familia de sangre se interesó lo más mínimo por si había salido viva de la cirugía y su post-operatorio.
Las muestras de afecto y amor incondicional de tantas personas, las experiencias positivas que me sucedían... Todo esto es de Dios. Todo lo demás es ajeno a él. Siempre percibí a Dios a través de la experiencia directa y genuina de la vida. Eso no ha cambiado, sigo percibiendo a Dios y entendiendo la fe cristiana del mismo modo, a través de las experiencias de la vida misma.
Que Dios os bendiga Carlos