Primera cristiana encarcelada por no colaborar en bodas gays
La funcionaria americana kim
Davis, que se ha negado a emitir licencias de matrimonio para parejas del mismo
sexo, se ha convertido en el símbolo del acoso que dicen sufrir los cristianos
fundamentalistas por ser fieles a su conciencia. Su encarcelación por desacato a
un juez hace pensar a muchos cristianos y cristianas que quizás en poco tiempo
acaben también ellas y ellos como Daniel en el foso de los leones por no
transigir y respetar las leyes de Dios antes que las de los hombres.
Es difícil para mí entender toda
esa victimización, y eso que he convivido mucho tiempo con el fundamentalismo.
Que quienes defienden fervientemente la homofobia, es decir la discriminación y
el odio hacia otras personas, se sientan víctimas porque no se les permite
ejercerla, es de locos. Que alguien pueda creer que por haber aceptado una
determinada ideología de odio tiene derecho a ir contra los derechos de otras
personas, es totalmente incomprensible. Sólo se puede entender desde la
intransigencia y la voluntad de imponer los propios principios por delante de
los derechos de los demás.
No hace falta poner muchos
ejemplos pero: ¿Qué ocurriría si un médico testigo de Jehová se negase a hacer
una transfusión de sangre a una persona en situación crítica alegando problemas
de conciencia? ¿Qué pasaría si un cocinero musulmán de una prisión se negase a
hacer la comida de los presos durante el
Ramadán? ¿Qué ocurriría si un juez fundamentalista se negase a firmar sentencias
de divorcio? ¿O si una policía pacifista se negase a detener a un delincuente?
¿Qué pasaría si una funcionaria lesbiana se negase a emitir licencias de
matrimonio para personas de distinto sexo? Y podríamos seguir y seguir con infinidad
de hipotéticas situaciones más.
Pero entonces: ¿Por qué ha sido
una cristiana evangélica fundamentalista la que se ha atrevido a hacer una
estupidez como esta, y por qué el lobby fundamentalista la apoya? Pues
porque estos movimientos se nutren de personas que han atravesado problemas
graves en su vida de toda índole y les ofrecen una verdad absoluta que ellas
abrazan como un salvavidas que se niegan a soltar para no volver a su difícil
vida anterior. Si todo lo que les han dicho no es verdad, vuelven a sentirse
perdidas y perdidos en el mundo complicado en el que viven. Por eso son capaces
de ir a la cárcel, porque la lectura fundamentalista de la Biblia es la única
verdad que les permite tener una vida con sentido. Y lo que les ocurra a los
demás les trae sin cuidado, el egoísmo es el único motor que mueve la
experiencia religiosa fundamentalista. El prójimo sólo tiene valor en la medida
que les ayuda a reforzar sus opiniones y decisiones, por eso hay gente en la puerta
de la prisión para apoyar a Kim Davis . Lo que ella es como persona no les
importa lo más mínimo (tampoco a ella lo que son como personas quienes están fuera
apoyándola), si ella cometiese un error saltarían sobre su cuello sin pensarlo
y después la
abandonarían. Pero ella representa la defensa de la verdad
que les da sentido, aunque esa verdad haga aguas, y aunque esa verdad vaya
contra los derechos legítimos de otras personas que se aman y quieren casarse.
Me parece terrible la forma en la
que está mujer lee e interpreta la Biblia, pienso que es de lo más pedante que una
persona que a penas tienen conocimientos teológicos se atreva a decir qué dice
la Biblia y cómo debe interpretarse de verdad. Saber leer no la convierte en
teóloga, al igual que saber multiplicar no la convierte en matemática. Defiendo
su derecho a leer la Biblia y sacar sus propias conclusiones, pero no a que sus
interpretaciones (o las interpretaciones en las que ha sido instruida) le den
carta blanca para vulnerar los derechos de otras personas. Si hoy le produce un
problema emitir licencias de matrimonio a dos personas del mismo sexo, que se dedique a
otra cosa. Si mañana decide pasarse del fundamentalismo, al veganismo, o al
ateísmo, o mejor a un cristianismo que siga el ejemplo de un Jesús que era
capaz de reconocer y respetar el amor de quienes tenía alrededor, pues que
vuelva a su puesto de trabajo.
Si a esta señora firmar una
licencia de matrimonio le hace tambalear el frágil mundo que a día de hoy le da
sentido, pues que no las firme y se vaya a trabajar de otra cosa. Aunque quizás
lo mejor sea que se atreva a construir una vida más consistente y menos
fundamentalista que le permita ser más humana, y de rebote le ayude a conservar
su trabajo. Si como ella ha dicho, se debe a la autoridad de “Dios” que
es superior a las leyes de su país, pues que se cambie de trabajo o de país.
Aunque yo no le recomendaría algunos países donde los dioses que tienen
autoridad la impedirían trabajar, casarse cuatro veces, y sobre todo expresar
sus opiniones.
Tampoco entiendo lo de encarcelar
a esta mujer, me parece una medida desproporcionada y espero que pronto pueda
salir de la prisión, al igual que espero que todas las personas del condado de
Rowan puedan casarse libremente si así lo desean. Pero ya que va a estar unos
días en prisión, espero que al igual que un ángel liberó a Daniel en el foso de
los leones, un ángel ayude a Kim Davis a liberarse de los leones de homofobia
que duermen a su lado. Quizás así encuentre al Dios de Jesús que encontramos en
el evangelio. Él la puede liberar de odios y fobias, y le puede permitir ver la
diversidad y el amor que tiene a su alrededor.
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