Alianza Evangélica Española. Cenando con Satanás

 
Feliz la Alianza Evangélica Española que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en reuniones con cristianos homosexuales como hace la Iglesia Evangélica Española, sino que se complace en la Ley del Señor y la medita de día y de noche.

Con estas palabras se podría resumir una parte de la última editorial de la Revista Protestante Digital con la que la Alianza Evangélica Española(AEE) intenta sacar del armario a la Iglesia Evangélica Española(IEE). “¡Os hemos pillado con las manos en la masa!”, o más bien, “os hemos pillado compartiendo la Mesa del Señor con un grupo de homosexuales en vuestra propia casa, en la Iglesia del Salvador de Madrid. Pecado, pecado y pecado”... Así lo dice la Biblia que la AEE medita día tras día y noche tras noche, aunque sólo les sirva para dar vueltas sobre lo mismo o justificar sus propias ignorancias. ¡Lo dice la Biblia! ¡Lo dice la Biblia!¡Y lo digo yo! Una vergüenza para el evangelio pillar a la IEE en esta situación tan comprometida, una vergüenza que no puede quedar así.

Los evangélicos salían un domingo de sus iglesias, y se sentaban junto al pueblo y les predicaban. Entonces la AEE trajo ante ellos a la IEE, sorprendida compartiendo la fe y el cuerpo del Señor con homosexuales, y poniéndola ante ellos les dijo:
Hermanos, esta Iglesia ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio, y la Ley de Moisés nos manda apedrear a tales iglesias, y si es posibles echarlas fuera de la FEREDE y del resto de instituciones evangélicas del país. ¿Qué hacemos? Ante un pecado tan grave como éste necesitamos voces autorizadas para hacerlo, y así dar ejemplo al mundo, cumplir la Ley, y justificar nuestra homofobia.

Con estas otras palabras se podría resumir muy bien lo que pretende la Editorial de Protestante Digital, es decir la AEE. En su contra hay que añadir que les ha faltado valentía para decirlo claramente, y aunque muy finos no son, y todos sabemos que cojean del pie ultra derecho, y que intelectual y teológicamente no son muy avanzados, la cosa ha quedado bastante clara. La IEE no es de las nuestras, esta iglesia centenaria que ha sido ejemplo de resistencia, de diálogo con los que la oprimían, que ha mostrado su fe y su entrega durante más de cien años, no sólo en las iglesias y en las revistas, sino en la sociedad; una iglesia que llevó el evangelio a muchos padres, abuelos y bisabuelos de los que ahora pretenden apedrearla... a esta iglesia, a la IEE, ya no la queremos, no es de las nuestras, no hace lo que nosotros hacemos y no dice lo que nosotros queremos que diga. Es una Iglesia que se ha salido del discurso oficial que defendemos a capa y espada. “¿Qué hacemos hermanos?¿La apedreamos? Nosotros tenemos aquí las piedras.... podéis ir cogiéndolas”.


Pero ¿a qué compararé a la AEE? Es semejante a los muchachos que escriben en las revistas y predican en los púlpitos: “Os avisamos de lo que teníais que hacer y no lo hicisteis, os dijimos que os echaríamos de nuestro Reino evangélico y no cambiasteis vuestra actitud inclusiva. Vinieron a vuestras comunidades mujeres y hombres homosexuales fuera del armario y os avisamos diciendo: ¡demonio tienen! Pero aún así, IEE no nos hicisteis caso, y por eso decimos de vosotros que sois una iglesia comedora y bebedora de vino, amiga de homosexuales y ecuménica”.

Unos pastores de la IEE acogiendo y tomando la Santa Cena en su iglesia junto a quienes están fuera de la Ley para la AEE. Menos la gente mal informada, todo el mundo sabe que la postura oficial de la IEE es la del no pronunciamiento y la de dejar pasar el tiempo, yo mismo he criticado esta posición duramente en más de una ocasión. Lo que eso significa es que hay unas personas y unas comunidades que tienen una postura de inclusión, en la práctica pero no de forma oficial, y otras de exclusión. Una manera de abordar la situación, la del dejar hacer sin posicionarse oficialmente, que en mi opinión es equivocada porque al final deja a la IEE nadando entre dos aguas, entre el conservadurismo y el progresismo. Es por eso que recibe críticas de ambos lados, la indefinición tiene un precio mucho más caro que la del pronunciamiento concreto. Para que éstas dos posturas pudiesen convivir dentro de la IEE tendrían que respetarse mutuamente, y por lo tanto se tendría que dejar que cada comunidad tomara la decisión que considere más ajustada al evangelio y a la realidad comunitaria que está viviendo de manera oficial  y sin ambigüedades.

Pero incluso reafirmándome en lo que he dicho de la IEE una y mil veces si es necesario, eso no quita ni una coma a una verdad: que muchas comunidades de la IEE han tomado en la práctica una postura evangélica, es decir, se han sentado, han comido y bebido, con quienes pensaban en un principio que eran “pecadores”, los han escuchado, acogido como bien han podido y los ha hecho parte de su comunidad. Algunos gays y lesbianas cristianos podríamos decir muchas cosas de cómo podrían hacer eso mejor, pero sin lugar a dudas hemos visto en la IEE el ejemplo de Jesús. Personas que mayoritariamente no son ni gays ni lesbianas y que han recibido muchas críticas, presiones y zancadillas por defendernos y acogernos. Tendríamos que preguntarnos si nosotros como personas lgtb hemos hecho algo parecido por otras personas o causas que no nos pillan tan cerca.  

En la España evangélica hay miles de cristianos y cristianas lgtb, se quiera o no aceptar es una realidad innegable. Muchos de ellos forman parte de la AEE, de la FEREDE, de multitud de organizaciones, revistas, y de casi la totalidad de comunidades evangélicas. A todas esas personas les querría animar a seguir el ejemplo de algunas comunidades de la IEE, el ejemplo de Jesús. Me refiero a arriesgarse  y ponerse del lado de la justicia y de la verdad. A todas esas personas que viven situaciones complicadas y que tienen miedo de perder su trabajo, sus amistades de toda la vida, o su familia, les diría que no podemos hacer que los demás nos saquen las castañas del fuego, que el evangelio exige en ocasiones dejar cosas, pero que todo aquello que perdamos por él, nos será devuelto algún día multiplicado por mil. Cuantas más voces se levanten para decir que la diversidad siempre ha formado parte de la Iglesia, cuánto menos estemos dispuestos a ceder en la dignidad que Dios nos ha dado, más evangélica será la iglesia de la que formamos parte. El seguimiento de Jesús no nos lleva a la heterosexualidad, sino a la verdad y al amor al prójimo.

En principio es más fácil seguir el modelo de la AEE: dejarse llevar por la Ley y las condenas. Esa es su baza, siempre ha sido esa, la del temor, la del fuego y las brasas. A día de hoy es más arriesgado tomar la Santa Cena en libertad, que hacerlo todos los domingos con Satanás. Pero también fue más difícil para Jesús comer con glotones y bebedores de vino, que si lo hubiera hecho agachando la cabeza ante los fariseos. La llamada del evangelio no se parece en nada a la propuesta de la AEE, huele demasiado a fuego y azufre, y demasiado poco a Jesús. Indudablemente el evangelio tiene mucho más que ver con lo que ocurrió el 9 de Marzo en la Iglesia del Salvador de Madrid donde personas diversas se encontraron y reafirmaron al tomar el pan y el vino que lo que nos une a todas y todos no es la Ley, la orientación sexual, el género, o la iglesia a la que pertenecemos; sino el seguimiento de quién nos ha revelado a un Dios de amor. Algunos quieren mutilar el cuerpo de Cristo, pero esa actitud nada tiene que ver Cristo, se parece más bien a los maestros de la Ley que lo llevaron a la cruz.


Carlos Osma

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