Estoy en casa de mi madre sentado en el sofá mientras ella juega con sus nietas a mi lado. Las dejo a las tres y mi mente retrocede décadas sin moverse ni un centímetro del sofá, o del que había en su lugar por aquel entonces. Tendría yo ocho o nueve años y recuerdo que me encantaba saltar encima de él. También lo utilizaba para sentarme, sobre todo cuando mi abuela me explicaba como se escapó de casa cuando era joven para irse a vivir con el hombre que quería porque sus padres no aceptaban
Una vida en el sofá
Estoy en casa de mi madre sentado en el sofá mientras ella juega con sus nietas a mi lado. Las dejo a las tres y mi mente retrocede décadas sin moverse ni un centímetro del sofá, o del que había en su lugar por aquel entonces. Tendría yo ocho o nueve años y recuerdo que me encantaba saltar encima de él. También lo utilizaba para sentarme, sobre todo cuando mi abuela me explicaba como se escapó de casa cuando era joven para irse a vivir con el hombre que quería porque sus padres no aceptaban