Un dios muy humano
Las comidas familiares dan para mucho, sobre todo la sobremesa. No es algo habitual, pero el otro día la cosa se animó bastante, y si empezamos hablando de la crisis, los recortes en educación y sanidad, o las elecciones francesas... acabamos reflexionando sobre la expansión del universo. Allí, dos psicólogos agnósticos, un profesor de religión católica, otro de alemán (ateo confeso), un economista y un matemático (ambos protestantes de frontera), casi todos hombres gays cercanos a los cincuenta (aunque para todo había excepciones); se preguntaban si el Big-Bang fue el comienzo, o sólo una fase más de un universo en continua expansión y contracción. Hay que decir que ninguno tenía conocimientos suficientes sobre el tema, pero tampoco queríamos dogmatizar, sólo hablar, sacar a la superficie lo que supone para nosotros los límites en los que nos sabemos inmersos. El economista no tardó en abandonar la mesa, y terminó por quedarse dormido en el sofá (supongo que le hubiese gustado