Solo un Jesús machote puede salvarnos
Será que llevo uno días intensos, que quizás me estoy pasando con el café, o ambas cosas, pero el otro día tuve una experiencia de esas “extraordinarias” que me gustaría compartir con todas vosotras. Estaba yo durmiendo, en mi cama, con mi marido, cuando de pronto tuve la sensación de ser arrebatado ( si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; solo Dios lo sabe ) y llevado a un paraíso evangelical. Que era tan divino lugar no lo deduje por la belleza de la estancia, o porque me produjera una sensación de paz y amor, en realidad me pareció un sitio muy triste y patético. Me percaté de que me encontraba en el paraíso evangelical cuando vislumbré a cuatro ángeles asexuados delante de mí, con sus sandalias, vestidos blancos, alas rebosantes de plumas, una diadema en su cabeza repleta de rizos rubios, y una cara de muy mala leche, que me decían: “En este paraíso, solo un Jesús machote puede salvarnos”. Yo buscaba por todos lados para ver si veía alguno, pero lamentablemente no lo