¿Qué Cataluña se decidirá en la consulta?



Hace unos meses el Parlament de Catalunya hizo una petición al Congreso de los Diputados de Madrid para que la Generalitat tuviera las competencias necesarias para convocar una consulta en la que los catalanes y las catalanas expresaran democráticamente si querían seguir formando parte o no del Estado Español. La CUP, uno de los partidos a favor del derecho a decidir en Cataluña, no votó favorablemente a esta petición porque pensaba que el Parlament no necesitaba el “visto bueno” del Congreso. Aún así, la mayoría del Parlament envió tres diputados para defender la posibilidad del traspaso de esta competencia. Ayer la respuesta a la petición, como todo el mundo esperaba, fue un rotundo “No”. El Congreso no está a favor de que las catalanas y los catalanes decidan sobre su futuro.


Es posible que la CUP tuviera razón y haya sido un error malgastar tantas energías en algo que desde el principio era imposible. O quizás tenían razón el resto de partidos catalanes por el derecho a decidir, y había que visualizar la falta de democracia que hay en el Estado Español a diferencia de otros países como Inglaterra o Canadá, donde este tipo de consultas sí son posibles.


En los últimos días algunas voces vaticinaban que al final Mariano Rajoy tendería algún puente con Cataluña, pero no ha sido así. El Partido Popular propone como única vía la reforma de la Constitución Española, una estrategia para ganar tiempo y enfriar la situación. Por su parte, el Partido Socialista propone una articulación federal del Estado, probablemente porque sabe que es la solución más razonable pero a la vez más improbable. El PNV, y el Grupo Mixto, junto a CIU, Esquerra e ICV, votaron a favor de la consulta, pero su peso en esta cámara es casi anecdótico: sin el visto bueno del Partido Popular y el Partido Socialista, la petición del Parlament es del todo inviable.

Desde la mayoría de catalanas y catalanes que según los sondeos están a favor de la consulta, no se entiende muy bien las posiciones de los partidos mayoritarios españoles. No dejar expresar la voluntad de un pueblo, es difícil de entender se mire por donde se mire. Y quizás es esto lo que produce más malestar, esto y el intento de presentar la consulta como el empecinamiento de unos cuantos “independentistas extremistas”, cuando la realidad muestra que es la voluntad mayoritaria de la ciudadanía que en varias ocasiones ha mostrado con manifestaciones pacíficas su voluntad de querer decidir libremente su futuro.


La puerta del acuerdo con Madrid parece haberse cerrado, al menos eso es lo que se evidenció ayer. Pero pocas personas ponen en duda que esa consulta se realizará de una manera u otra. Quizás por medio de la Ley de Consultas que está elaborando el Parlament, si no es recurrida por el Gobierno Español ante el Tribunal Constitucional, o mediante lo que a día de hoy parece más probable: las elecciones anticipadas en clave plebiscitaria. Todo esto lo sabremos en pocos meses.

Sin embargo lo importante para los catalanes y las catalanas ahora no es tanto la forma en la que se hará la consulta, sino saber exactamente que consecuencias tienen los diferentes escenarios a los que ésta les puede llevar. Las personas que se manifestaron por el derecho a decidir tienen que saber también sobre que tipo de Estado Catalán van a decidir. Es importante aclarar que modelos sociales y económicos proponen Convergencia i Unió, Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya-Verds, la CUP, o el resto de partidos e iniciativas que en los últimos años se han posicionado a favor de la consulta. Por eso, más que saber la estrategia que se está tomando para llevarla a cabo, es imprescindible saber donde lleva cada uno de los posibles escenarios tras la consulta.

Eso es lo que ahora deberían aclarar los partidos catalanes, evitando en la medida de lo posible el enfrentamiento estéril con unos partidos políticos españoles que no entienden o quieren entender la situación. ¿Qué pretende la consulta? ¿Cambiar unos poderes económicos por otros? ¿O se está buscando también una sociedad más justa y solidaria? ¿Para quién es ese futuro Estado Catalán? ¿En qué mejorará la vida diaria de las personas una Cataluña independiente, federada o mejor financiada? En definitiva: ¿Qué Cataluña nos proponen?

La respuesta clara y transparente a estas preguntas ayudará a entender mejor si cabe porque es necesaria la consulta. Defender un abstracto derecho a decidir sin saber sobre que se va a decidir me parece un engaño. Ha llegado el momento de pasar de la forma al fondo de la cuestión para saber exactamente hacia donde se nos propone ir. No sólo hay que saber el día, la hora o la forma de la consulta, sino lo que es más importante: La Cataluña que saldrá de esa consulta. Cuando hablamos de derecho a decidir, hablamos del derecho a decidirlo todo. Con la forma, el día y la hora, no hay suficiente.




Carlos Osma

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