HomoCristianus Evolutis: ¿Hacia qué estamos evolucionando?
Los cristianos homosexuales son
diversos, pero es fácil observar que existe una evolución en la manera en la
que se entienden a sí mismos, y la forma en la que relacionan su orientación
sexual con su fe. Podemos decir que actualmente cohabitan diferentes Homocristianus
y que muchos de ellos están evolucionando hacia estados superiores de
desarrollo. Quizás en poco tiempo algunos estados primitivos habrán ya
desaparecido, y habrá otros y otras Homocristianus a los que les costará
entender cuál fue la razón por la que durante tanto tiempo existieron
cristianos y cristianas homosexuales que vivían su fe de otra manera.
Los primeros cristianos
homosexuales no levantan la cabeza, son los Homocristianus Absconditi,
que como su nombre indica viven escondidos en sus iglesias tras una imagen
heterosexual que les ayuda a pasar desapercibidos. Su fe y su orientación
sexual no son compatibles. Tienen una imagen negativa de si mismos, se
desprecian y sueñan con que algún día el Dios del cielo les regale la heterosexualidad. Su
principal característica es el sufrimiento, y vivir la sexualidad como un
castigo. Muchas de estas personas, para no ser descubiertas, se casan con
personas de diferente sexo y si tienen relaciones homosexuales lo hacen de
manera secreta y sólo para satisfacer su instinto sexual.
La siguiente evolución son los Homocristianus
Mutatis que a diferencia de los anteriores decidieron en algún momento
hacer pública su orientación sexual en un entorno más o menos reducido. Su fe y
su orientación sexual siguen siendo incompatibles pero están convencidos que
con una voluntad de hierro y los psicoanalistas o consejeros pastorales apropiados
pueden hacer el cambio, pueden mutar hacia la tan ansiada heterosexualidad. Se
pasan la vida mintiendo, de recaída en recaída, o lo que es lo mismo, haciendo
evidente que lo de la mutación es un imposible. Algunas de estas personas, como
perciben como incompatibles la orientación sexual y la fe cristiana, acaban por
abandonar el cristianismo. Sin embargo mantienen el sentimiento de culpa en el
que fueron educadas.
Cuando el cristianismo
fundamentalista habla de homosexuales, lo hace exclusivamente de Homocristianus
Absconditi y Homocristianus Mutatis. Esos son los homosexuales que
existen en sus comunidades. A ellos va dirigido su discurso, y sólo a ellas y a
ellos puede afectar lo que dicen puesto que estos Homocristianus comparten
su ideología homófoba. Es sorprendente ver como unas comunidades cristianas que
hablan de liberación y de vivir en la verdad, son capaces de tener sentados a
tantos Homocristianus Absconditi. No sorprende tanto que este
tipo de cristianismo se alinee con posturas que las principales corrientes
psicológicas rechazan, puesto que en otras áreas científicas hacen lo mismo
para defender sus interpretaciones teológicas. Pero si llama la atención su
falta de humanidad, lo poco que les importa el sufrimiento que evidentemente
saben que sufren las personas a las que engañan con sus terapias reparativas. Además
el miedo a poner en duda sus planteamientos fundamentalistas se traduce en
negar que las personas que padecieron su homofobia puedan expresarse.
El primer paso en cuanto a la
compatibilidad de la orientación sexual y la fe lo da el Homocristianus
Bíblicus cuya principal razón de ser es la justificación bíblica de la homosexualidad. Para
estas cristianas y cristianos homosexuales su aceptación dentro de las iglesias
pasa por demostrar que la Biblia no les condena. Su discurso esta basado en la
premisa de que los textos bíblicos que tradicionalmente se han utilizado para
condenarlos han sido mal interpretados. Por primera vez el Homocristianus se
atreve a tomar la iniciativa y acercarse a la Biblia de forma distinta que los Heterocristianus.
Es aquí donde se concentran los enfrentamientos más duros puesto que el
fundamentalismo, que se ha otorgado la interpretación verdadera de la Biblia,
se niega a perder su estatus. El enfrentamiento es desigual, una lucha entre
David y Goliat, pero es evidente que el Homocristianus Bíblicus ha
conseguido grandes avances, y ha permitido mostrar que sólo la homofobia previa
del lector hacen posible las lecturas homófobas tradicionales.
En iglesias no fundamentalistas
podemos encontramos al Homocristianus Juribus que no tiene problema en
cuanto a la compatibilidad de la fe y la orientación sexual, pero que se reconoce
discriminado dentro de la
iglesia. Por esa razón trabaja desde dentro para conseguir
los mismos derechos que el resto de personas de la comunidad. Aquí no
hay una lucha contra el fundamentalismo, sino contra el inmovilismo y el
conservadurismo. Ocurre a menudo que como dentro de estas comunidades más
progresistas los homosexuales no son rechazados directamente, el Homocristianus
Juribus no es bien entendido por los Heterocristianus. Su labor por
tanto es evidenciar la discriminación y trabajar por su erradicación. Una tarea
a largo plazo que no tiene asegurado el final feliz, pero que permite sumar a
muchos Heterocristianus a la lucha por la justicia dentro de la iglesia. Ya son varias
las iglesias en Europa y América que han reconocido los mismos derechos en
todos los ámbitos a los Heterocristianus y los Homocristianus.
Que esto pueda ocurrir en España, está por ver, pero no parece fácil a menos en
un plazo razonable.
El Homocristianus Bíblicus y
el Homocristianus Juribus se diferencian en que el primero todavía tiene
lazos con el fundamentalismo, mientras el segundo los ha roto para siempre. Sin
embargo los dos comparten la convicción de que hay que convencer al Heterocristianus,
que será el que les dará el sí o el no definitivo. De alguna forma la
heterosexualidad sigue sin perder su hegemonía, su poder divino que regula y
ordena la iglesia, la fe y las sexualidades aceptables. No hay una mirada de igual
a igual, sino que en ambas posturas el Homocristianus se somete al Dios
heteronormativo. ¿A qué se debe esta necesidad de aceptación que a veces parece
enfermiza? ¿Es posible que todavía exista un atisbo de culpabilidad por haber
traicionado a la heteronormatividad? ¿Homofobia interiorizada? ¿O simplemente
incapacidad de pensarse fuera de la teología heteronormativa?
El último escalón por el momento
en esta evolución lo ocupa el Homocristianus Liberum, que se atreve a
vivir su fe y su orientación sexual en continuo diálogo. Lo primero no sería
convencer al Heterocristianus, sino abrirse a la fe desde la propia
manera de ser y sentir, ver que aporta y de que forma puede llevarle a una
mejor comprensión de lo que él o ella es. No se trata de convencer, de
discutir... los Homocristianus Liberum se abren a lo que la Biblia
quiere decirles tal y como son, ahora ella no es un lugar para demostrar algo a
los fundamentalistas, sino el lugar donde Dios se revela. El cristianismo no
consiste en luchar para conseguir unos derechos dentro de la iglesia, sino en
vivir y transmitir el evangelio liberador al entorno. Y para eso el Homocristianus
Liberum ya no pierde el tiempo dentro de iglesias que no son verdaderamente
inclusivas. Espera que estas cambien, pero el evangelio no consiste en cambiar
iglesias, sino en seguir el ejemplo de Jesús en cualquier área de la vida. Y si necesitan
comunidades inclusivas, los Homocristianus Liberum las construyen, sin
complejos, como millones de cristianos y cristianas lo han hecho a lo largo de la historia. La vista
ahora ya no está puesta en lo que ocurre dentro de uno mismo, o en lo que
piensa la heteronormatividad, sino en participar en la transformación de una
sociedad que necesita el mensaje liberador de Jesús.
¿Cuál será el siguiente Homocristianus?
Todavía es difícil saberlo, pero seguro que uno cuya razón de ser esté más
cercana al mensaje de Jesús, y más lejos de la opresión y de la muerte. Y para eso se
necesita salir a su encuentro, al encuentro del maestro, desde lo que cada uno
y cada una es, sin añadir ni quitar nada. Que sea el maestro, o el seguimiento
del maestro, el que lo transforme una vez más.
Comentarios
Un abrazo
Lo peor es q esos homosexuales reprimido han hecho daño no sólo a otros,sino a ellos mismo.hay un listado inmenso de casos de pedofilia,producto a ocultar su orientación.
Yo soy transgénero y muchas veces me vi obligada a ocultar mi identidad.
Gracias,saludos desde Santiago de Chile