#BoicotCLIE2017
Me había propuesto no
decir ni una palabra sobre el boicot que la supuesta santa y evangélica
inquisición está promoviendo contra la editorial CLIE, pero a sabiendas de que
no conozco todo lo que hay tras las bambalinas, y de que corro el riesgo de ser
tachado de extremista por quienes han salido en defensa de la mayor casa
editorial en el mundo de libros cristianos en español; finalmente he decidido
dar mi opinión, sorprendido por lo rápido que algunas personas están haciendo
pasar a CLIE por una editorial progresista a la que los fundamentalistas
pretenden coartar la libertad de expresión.
Si todavía hay alguien
que no sabe lo que ha pasado, lo resumo en pocas palabras: Willy Graham, un
colaborador de la revista fundamentalista Protestante Digital, ha comenzado la
campaña #BoicotCLIE2017 porque considera que esta editorial está rompiendo el
consenso que, al menos oficialmente, existe en el movimiento evangélico español
sobre las personas homosexuales. Ese consenso se resume en que no hay personas
homosexuales, sino personas con tendencias homosexuales, y que las prácticas
homosexuales son un pecado claramente condenado en la Biblia. Y Willy (una
persona supuestamente con tendencias heterosexuales que ya algunos han comenzado
a poner en duda), considera todo eso porque CLIE hace unos años publicó el
libro del teólogo Thomas Hanks “El
evangelio subversivo” y porque en el “Gran
diccionario Enciclopédico de la Biblia” de esta misma editorial, su Editor
General, Alfonso Ropero, escribió un artículo sobre homosexualidad que le
parece demasiado gayfriendly. La campaña ha tenido gran repercusión, pero
algunos cristianos y cristianas con razón han calificado la actitud de Willy de
inquisitorial, y para contrarrestarla han comenzado otra pidiendo a la
gente que regale un libro de CLIE estas navidades, o que comparta en las redes
fotografías de los que ya tienen y más les han aportado o ayudado.
No hay que ser muy
inteligente para saber que, si en el mundo hispano las comunidades evangélicas
son mayoritariamente conservadoras o fundamentalistas, algo tendrá que haber
aportado la editorial CLIE que es una de las que más literatura les ha
suministrado. Así que la identificación de CLIE con la teología que Willy llama
liberal, es bastante poco convincente, por lo que el columnista debe tener
otros motivos para atacarla. Algunas personas han propuesto que Willy presentó
algún libro que la editorial no quiso publicar, pero no me parece creíble,
sobre todo cuando uno sabe exactamente como funciona el “mundo fundamentalista”. Y es que, tras las buenas caras, las sonrisas
y los “Dios te bendiga”, se esconden
las envidias, los recelos y las desconfianzas. En realidad, el fundamentalismo está
sometido a una gran presión externa e interna, y es difícil seguir manteniéndolo
en pie sin ningún tipo de reforma. Sus dogmas se aguantan con alfileres, y creo
entrever una psicosis interna que percibe a quienes son capaces de aportar
algo, o simplemente destacar sobre la media, como un peligro para todos. La
caza de brujas está al orden del día, y la única razón que la justifica es el
miedo y la envidia, además de cierta arrogancia e imprudencia. No conozco a
Willy, pero apuesto a que se le pueden aplicar alguna de estas actitudes. Como Caín,
no ha podido soportar que personas como Alfonso Ropero le hagan sombra.
Para despejar cualquier
duda sobre si las acusaciones recibidas eran ciertas, Eliseo Vila, presidente
de CLIE, ha confirmado que la editorial sigue siendo tan homófoba como siempre,
que el libro de Thomas Hanks se descatalogó, y que el “Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia” fue modificado en las
siguientes ediciones. Que todo se debió a una negligencia de Alfonso Ropero,
pero que errores tiene cualquiera. A simple vista parece que Eliseo Vila tiene
razón, porque al hacer una búsqueda en la página web de la editorial sobre
libros que hablen de homosexualidad, rápidamente se concluye que la homofobia continúa
siendo la seña de identidad de CLIE, y si no, aquí va una cita de uno de esos
libros: “Defender la heterosexualidad y
promover que la homosexualidad no es buena, tampoco debería ser considerado
ilegal… toda persona que acuda a nosotros considerando que su atracción por el
mismo sexo es algo con lo que no quiere convivir, encontrará comprensión y
ayuda para afirmar o reconducir su orientación sexual”. Así que todo el
mundo cristiano homófobo puede seguir comprando sin temor sus libros. Aunque
quienes no lo sean, además de defender la libertad de CLIE para publicar lo que
considere más pertinente, también podrían aportarle algo denunciando su homofobia.
Me cuesta creer que en la
familia de Eliseo Vila, o en las del resto de su Junta Rectora, no haya
personas homosexuales. Y me pregunto yo, como les pueden mirar a la cara después
de lo que ha ocurrido. Sobre todo, porque no me creo a Eliseo Vila cuando dice
que la homosexualidad es un pecado, sino que entiendo que está protegiendo los
intereses de la editorial (intereses económicos me refiero). La “pela es la pela” y aquí no hay ni
familia, ni principios (por muy cristianos que sean). Una vez dicho esto, me
gustaría añadir que mucho se critica al negocio económico que se ha construido
alrededor del colectivo lgtbi, pero se ignora que existía ya antes.
Y me refiero al negocio que comienza un autor cristiano que escribe un libro de ayuda a homosexuales, que continúa en una editorial que lo distribuye a
un módico precio a una librería evangélica, que a su vez lo vende a un pastor
al que paga una iglesia, con el que predica en su comunidad para hacer sentir
enfermo y culpable a un joven gay, que necesitará ayuda pastoral (vuelta a
gastar horas de pastorado), que más tarde necesitará pagar un psicólogo
evangélico para que le haga una terapia de reconversión (quizás sea ese mismo
psicólogo el que escribió el libro, yo conozco a más de uno) y le convenza para que se case; para que
después un abogado evangélico lleve el divorcio, o en el peor de los casos, un
hospital evangélico tenga que atenderlo por un intento de suicidio. Quien crea
que la homofobia evangélica no mueve dinero es que está ciego… Y por mucho que
se critique, estoy absolutamente convencido de que para nosotros los homosexuales es mejor gastarse el dinero
en una tienda de calzoncillos con relleno de un barrio gay, que pagar a tanto
mamarracho que nos quiere amargar la vida. Los calzoncillos con relleno también
son un engaño, pero por lo menos pueden ayudarnos a tener un final más feliz.
Solo tengo tres libros de
CLIE en mi biblioteca: el “Nuevo
diccionario bíblico ilustrado”, el “Comentario
al Nuevo Testamento”, y el maravilloso y recomendable “Evangelio Subversivo”. Y aunque tengo preferencia por otras
editoriales que considero más progresistas, no dudaría en comprar un libro de ésta
si me pareciese interesante. Creo que la diversidad de opiniones y
posicionamientos nos enriquece a todas y todos, y no voy a decirle a nadie qué
tiene que leer y qué no, para eso ya están los inquisidores de Protestante Digital.
Pero de la misma manera pienso que CLIE debería retirar de su catálogo todos
los libros que promueven la homofobia, y debería hacerlo no por cobardía (como
ha hecho con el libro de Thomas Hanks y el artículo de Alfonso Ropero), sino
porque una editorial que se define así misma como cristiana, no puede ser un
eslabón más de una cadena de homofobia. No se trata de impedir que la gente lea
un libro con un posicionamiento que no compartimos, sino de denunciar que está
colaborando con el sufrimiento de mucha gente. Seguro que hay personas que se
sienten incómodas con lo que estoy pidiendo yo ahora, no vaya a ser que las confundan
con Willy. Pero no se aporta nada si no se señala que la libertad de expresión,
sobre todo cuando se supone que viene de personas cristianas, termina cuando con
ella se está destrozando la vida de otra. Puede ser la vida
profesional, como la de Alfonso Ropero o Thomas Hanks, pero también la vida de
tantas y tantos evangélicos lgtbi que sufrirán en carne propia tanto odio
disfrazado de cristianismo evangélico que todavía puede encontrase en el catálogo de libros de CLIE.
Carlos Osma
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