Atentado en un club (gay) de Orlando
Leo la noticia de la barbarie de Orlando en el periódico y ninguna pista
sobre la razón por la
que Omar Mateen eligió el Club Pulse para cometer el
atentado y no el de la acera de enfrente. A primera vista la motivación parece
ser xenófoba, porque se recalca varias veces que la discoteca celebraba una
fiesta hispana. O en todo caso, por el fanatismo religioso del asesino, un
atentado islamista, un nuevo ataque contra Occidente por parte de otro seguidor
de ISIS. Bien es cierto que en un párrafo de la noticia se afirma que uno de
los supervivientes, Dean, perdió a su novio en la tragedia. ¿Novio de Dean? ¿Es
una errata o Dean era gay? ¿Había algún homosexual más en esa fiesta?
El Vaticano parece estar tan perdido como yo, según la nota que P. Federico
Lombardi ha enviado a los medios de comunicación, las víctimas son... inocentes
(no se si de aquí tenemos que suponer que en otras ocasiones hay víctimas que
se lo merecen), además comenta Lombardi que el Papa Francisco espera que pronto
se esclarezcan las “oscuras razones” por las que Omar Mateen eligió este
peculiar club para realizar el atentado más mortífero en territorio
estadounidense desde las Torres Gemelas. ¿Oscuras razones?
¿Insinúa el vaticano que el lugar del atentado no se eligió al azar? ¿Hay
alguna turbia y oscura razón por la que este fanático perturbado eligió el Club
Pulse?
En el plató de Sky News, el escritor inglés Owen Jones monta un numerito y
se marcha indignado de una tertulia que analizaba las razones de lo ocurrido en
Orlando. El presentador y la otra tertuliana no paraban de contradecir a Owen
cuando este afirmaba que el Club Pulse es un club gay y que estamos ante un
atentado LGTBIfóbico. ¿Y porqué tanta gente ocultaba este dato? ¿Porqué se
puede decir que se celebraba una fiesta hispana y no que esa fiesta era para la comunidad LGTBI
hispana de la ciudad? Owen Jones antes de levantarse y salir del plató lanzó
una certera pregunta: ¿Si el atentado hubiese ocurrido en una sinagoga no
estaríamos hablando de antisemitismo? Entonces, si ha ocurrido en un club gay:
¿Por qué no decimos claramente que es un atentado LGTBIfóbico?
El conocido Padre Ángel en Madrid ha organizado un funeral en una
iglesia católica de Madrid en memoria de las víctimas del atentado de
Orlando. Cuando Alejandro, pastor de ICM de aquella ciudad, le propuso al Padre
Ángel que el acto fuese ecuménico, éste le respondió por terceros que por
respeto a su obispo no podía hacerlo, y que tenía miedo a que le “regañasen”
por volver a juntarse con personas LGTBI. ¿Un funeral cristiano por las
víctimas de un atentado LGTBIfóbico pero alejados de las “oscuras”
personas LGTBI cristianas? La cuadratura del círculo a la que nos han
acostumbrado muchas instituciones, denunciar la LGTBIfobia en un acto
LGTBIfóbico. Y todo eso en nombre de Dios y ante las cámaras de televisión para
mostrar lo moderno e inclusivo que es uno.
En Barcelona el President de la Generalitat y el resto de su
Gobierno acudieron al acto que organizaron las entidades LGTBI de la ciudad
condal, y ante una bandera gigante con un crespón negro mantuvieron un minuto
de silencio para mostrar su repulsa por la violencia LGTBIfóbica
que tuvo lugar en el Club Pulse. Aquí se dijeron las cosas por su
nombre, sin silencios ni ambigüedades. Pero para poco sirven las palabras si no
hay medidas concretas que luchen por acabar con ella. ¿Qué utilidad tiene que
se diga que existe una lacra que se llama LGTBIfobia que asesina a miles de
personas cada año si no se hace nada para erradicarla? ¿En qué nos ayuda tener
una ley contra la LGTBIfobia si no se implementa? La LGTBIfobia se tiene que
trabajar desde la educación, formando a niños y niñas en la riqueza que supone la diversidad. Sin
pasos firmes y concretos que hagan de los centros educativos lugares donde construir
una sociedad más tolerante, sucesos terribles como los de Orlando se volverán a
repetir. En los últimos seis años se han contabilizado casi 1800 personas
asesinadas en el mundo por su orientación sexual o identidad de género, pero
probablemente estas cifras sólo son la punta del iceberg. Sin políticas decididas
no se acabará con el peligro que supone para todas y todos la LGTBIfobia.
Desde muchos foros cristianos fundamentalistas también ha habido una
condena del atentado. Repiten que aunque no están de acuerdo con las
“practicas” homosexuales, toda persona tiene derecho a la vida. No son capaces de
darse cuenta que la religión ha dado razones y cobertura a la mente de este
enfermo, probablemente homosexual, para realizar la masacre. Y que, aunque
en un grado mucho menor, todos los días hay personas que tienen que padecer la violencia LGTBIfóbica
en nombre de la religión.
O en realidad sí que se dan cuenta, pero no les importa.
Sería difícil encontrar en un contexto cristiano fundamentalista una persona
que no conozca algún caso de un homosexual cristiano que fue maltratado y
rechazado por su comunidad debido a su orientación sexual. Los discursos
LGTBIfóbicos de la mayoría de instituciones cristianas disparan todos los días
veneno que asesina a muchas personas. Y no lo hacen por su fe, porque Dios,
porque Alá, no es un asesino. Es un Dios que nos ha hecho diversos como reflejo
de su poder y de su amor. ¿Cómo es posible que con todo el dinero que manejan
algunas de estas instituciones no hayan hecho estudios reales sobre las
consecuencias de su LGTBIfobia? Quizás si lo hicieran se quedarían sin
argumentos para defender la discriminación. No es cristianismo lo que
predican, no es evangelio, es muerte.
Finalmente me alegro de todas las instituciones, seculares y también
cristianas que han sabido poner nombre a lo que aquí a ocurrido, pero que
además trabajan todos los días por construir una sociedad y unas iglesias donde
las personas LGTBI no son sólo recordadas por las tragedias, sino donde pueden
vivir con naturalidad y con libertad su orientación sexual o identidad de
género, llamando a las cosas por su nombre, sin esconderse, y aportando todas
sus capacidades. El 11 de Junio, justo en el mes donde celebramos el día del
Orgullo, formará parte para siempre de nuestra historia, de la historia de la comunidad LGTBI.
Una comunidad que siempre ha sabido llorar a sus muertos,
pero también dignificarlos evitando que sean manipulados, borrados o ignorados.
El 11 de Junio tuvo lugar un atentado, quizás terrorista, pero seguro que
LGTBIfóbico. Y las víctimas tienen derecho a que se sepa que fueron asesinadas
por sentir, por amar, por entenderse, por percibirse, de una manera diferente a
la mayoría.
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